martes, 28 de octubre de 2014

La Culpa


Texto del libro "El Camino de la Entrega", de David Hawkins, página 68-71

Una forma particular de miedo es lo que llamamos culpa. La culpa está siempre asociada a una sensación de injusticia y castigo potencial, ya sea real o una fantasía.
Si el castigo no se recibe en el mundo exterior, se expresa como auto-castigo a nivel emocional.
La culpa acompaña todas las emociones negativas y, así, donde hay miedo, hay culpa.
Si piensas en un pensamiento culpable y tienes a alguien para probar su fortaleza muscular, verá que el músculo se debilita al instante. Su hemisferio cerebral se ha desincronizado y todos tus meridianos energéticos se han desequilibrado. La naturaleza, por tanto, dice que la culpa es destructiva.

Si la culpa es tan destructiva, entonces ¿por qué hay tantas alabanzas atribuidas a ella? ¿Por qué los llamados expertos ven la culpa como beneficiosa? Por ejemplo, un psiquiatra escribió un artículo en una revista en la que alababa la culpa, diciendo: "La culpa es buena para ti". Después, calificó la afirmación de "culpa apropiada". Echemos un vistazo a todo lo que realmente rodea la culpa y veamos si estamos de acuerdo o no.

Al cruzar la calle, miras a ambos lados para ver si se acerca algún coche. ¿Cómo se llegó a esto? Cuando eras un niño, te dijeron que era "malo" cruzar la calle.
Vemos así que la culpa es en realidad un sustitutivo del sentido de la realidad en una mente que no está desarrollada, como la de un niño. Se trata de un comportamiento aprendido que es supuestamente práctico: para prevenir un error mayor o la repetición de un error.

El noventa y nueve por ciento de la culpa no tiene nada que ver con la realidad. De hecho, las personas más piadosas, mansas y sencillas están a menudo llenas de culpa.
La culpa es en realidad una auto-condena y auto-invalidación de nuestra valoración y valor como ser humano.
La culpa es tan frecuente como el miedo, y nos sentimos culpables sin importar lo que estemos haciendo. Una parte de nuestra mente dice que realmente deberíamos estar haciendo otra cosa.
O, lo que en realidad estamos haciendo en este momento, deberíamos estar haciéndolo "mejor".

Nosotros "deberíamos" estar obteniendo una mejor puntuación en el golf.
Nosotros "deberíamos" estar leyendo un libro en lugar de ver la televisión.
Nosotros "deberíamos" hacer mejor el amor. Cocinar mejor. Correr más rápido. Crecer más alto. Ser más fuertes. Ser más inteligentes. Ser más educados. Entre el miedo a la vida y el miedo a la muerte está la culpa del momento. Tratamos de escapar de la culpa permaneciendo inconscientes a ella mediante la supresión, la represión, proyectándola en los demás, y escapando.

Permanecer inconscientes a la culpa (represión), sin embargo, no la resuelve. La culpa reaparece en forma de auto castigo y a través de accidentes, mala fortuna, la pérdida del puestos de trabajo y las relaciones,
los trastornos físicos y enfermedades, el cansancio, el agotamiento, y las múltiples formas que la mente ingenia y que llevan a la pérdida del placer, la alegría y la vitalidad.

La culpa representa la muerte igual que el amor representa la vida. 
La culpa es parte del yo más pequeño y subyace a nuestra voluntad de creer en cosas negativas sobre nosotros mismos.
La felicidad y la alegría del día a día son inmediatamente destruidas por un comentario negativo de un familiar, amigo o vecino.
Es improbable que existiera la enfermedad física sin culpa, y la culpa es una negación de nuestra inocencia intrínseca interior.
¿Por qué compramos tanta basura? ¿No es por nuestra inocencia?
¿No será porque, a medida que crecíamos, confiábamos en que lo que los demás nos decían era verdad? E incluso en la actualidad, ¿todavía confiamos en que lo que los demás nos están diciendo es la verdad?
¿No será que hemos comprado un montón de mentiras y estamos dispuestos a comprar otro montón desde la ingenuidad de nuestra inocencia interior?
¿No será esa inocencia interior la razón misma de que podamos ser explotados?

De hecho, cuando miramos en lo profundo de nosotros mismos, ¿no es porque desde nuestra inocencia nos creemos culpables?
Es debido a nuestra propia inocencia interior que hemos adquirido toda la negatividad del mundo y le hemos permitido acabar con nuestra vitalidad, destruir nuestra consciencia de quienes realmente somos, y
vendernos a la patética pequeñez en la que nos hemos establecido.
¿No es nuestra inocencia de recién nacido la que no puede defenderse y, sin capacidad de discernimiento, sólo pudo permitirse ser programada, como un ordenador?

Veamos que significa esto para volvernos conscientes. 
Oímos hablar de los programas de toma de conciencia y de los seminarios de fin de semana para expandir nuestra conciencia. ¿Qué quiere decir esto? ¿Obtener algunas nuevas fórmulas complicadas? ¿ser  programados con la idea de cualquier otro sobre la verdad mística?
La mayoría de los programas sobre la conciencia se reducen a este punto esencial: volvernos conscientes de lo que estamos comprando, de lo que estamos aceptando diariamente.
Echemos un vistazo a lo que ya ha sido programado en nosotros y comencemos a cuestionarlo, desarmarlo y dejarlo.

Despertemos y liberémonos de la explotación y esclavitud de la programación negativa del mundo. Veremos que es, un intento por parte de otros de controlarnos; explotarnos; sacarnos nuestro dinero, nuestros servicios, nuestra energía, nuestras lealtades; y captar nuestra mente. Los mecanismos por los que esto sucede fueron bellamente ejemplificados en la película, Tron, en la que la función del "control central" era la de esclavizar mediante la programación progresiva.

Cuando vemos la verdad de cómo nos programan, veremos que somos como un puro ordenador, en blanco. Somos el espacio inocente en el que la programación se está produciendo. Cuando veamos todo esto, nos enfadaremos. ¡La ira es mejor que la resignación, la apatía, la depresión y el dolor!
Significa tomar las riendas de nuestra mente, en lugar de entregarlas a la televisión, los periódicos, las revistas, los vecinos, las conversaciones en el metro, las observaciones casuales de la camarera, la basura de dentro y la basura de fuera.
¿Lo qué entró en nuestros bancos de memoria era basura, y cuando veamos esto, tendremos mucho menos miedo. Disfrutaremos empezando a dejar que los sentimientos surjan, viéndolos como lo que son, limpiando toda la basura, y dejándola ir toda.

Una vez que nos observemos profundamente y encontremos esa inocencia innata interior, dejaremos de odiarnos. Dejaremos de condenarnos y dejaremos de condenar a los demás y sus sutiles intentos de invalidar nuestro valor como seres humanos. Es hora de retomar nuestro propio poder y dejar de darlo a cualquier estafador que pase sacudiendo nuestros miedos para sacarnos un poco de dinero suelto de nuestro bolsillo o nos esclavice para su causa, viviendo de nuestra energía.
Es fácil alejarse de todo ese miedo porque ahora tenemos el poder de elección.

Tememos que el viaje del descubrimiento interior nos llevará a una verdad terrible, horrible. En su  programación de nuestras mentes, esta es una de las barreras que el mundo ha establecido para impedir la búsqueda de la verdad real.
Hay una cosa que el mundo no quiere que nos enteremos y es la verdad acerca de nosotros mismos. ¿Por qué? Porque entonces seremos libres. Ya no podremos ser controlados, manipulados, explotados, agotados, esclavizados, encarcelados, vilipendiados, o desprovistos de nuestro poder.

Por lo tanto, el viaje interior de descubrimiento está envuelto en un aura de misterio y premoniciones.
¿Cuál es la verdad acerca de este viaje? La verdad real es que, a medida que avancemos hacia el interior y descartemos una ilusión tras otra, una mentira tras otra, un programa negativo tras otro, se vuelven más y más ligeros.
La consciencia de la presencia del amor se vuelve más y más fuerte.
Nos sentiremos más y más ligeros. La vida se vive con menor esfuerzo.
Cada gran maestro desde el principio de los tiempos, ha dicho que hay que observar el interior y encontrar la verdad, porque la verdad de lo que realmente somos nos hará libres. Si lo que ha de ser encontrado dentro de nosotros mismos fuera algo que nos fuera a hacernos sentir culpables, algo corrupto, malo y negativo, entonces todos los grandes maestros del mundo no nos aconsejarían mirar ahí.
Por el contrario, nos dirían que lo evitáramos a toda costa.
Descubriremos que todas las cosas que el mundo llama "el mal" están justo en la superficie; están justo en la parte superior, en la capa más superficial, externa y delgada. Debajo de esos errores hay malentendidos.
No somos corruptos, -sólo ignorantes.
A medida que la cantidad de miedo culpable y energía que le acompaña sean elaborados, nos daremos cuenta de que las enfermedades físicas y los síntomas comenzarán a desaparecer.

La capacidad de amarnos en forma de aumento de la autoestima regresa y con ella viene la capacidad de amar a los demás.
Ser liberados de la culpa trae consigo una renovación de la energía vital. Esto puede ser observado dramáticamente en muchas personas que son convertidas a través de la experiencia religiosa. La
repentina liberación de la culpa a través del mecanismo del perdón es responsable de miles de recuperaciones de enfermedades graves y avanzadas.
Si estamos o no de acuerdo con su concepto religioso es irrelevante. Lo importante a destacar es que el alivio de la culpa se acompaña de un resurgir de la energía de la vida, el bienestar y la salud física.

Cuando se trata de sanarnos a nosotros mismos y aumentar nuestra propia salud emocional, "vale la pena ser paranoico". Nos volvemos conscientes de todos los traficantes de culpas en nuestra vida y sus
influencias deletéreas.
Podemos preguntarnos, ¿no podríamos lograr la misma motivación o comportamiento por amor y no por temor y culpa?
¿Es la culpa la única razón por la que no apuñalamos a nuestro prójimo?
¿Por qué no podría ser que nos negáramos a apuñalar a nuestro prójimo porque lo amamos y cuidamos de él como otro ser humano que es intrínsecamente inocente y que está luchando por crecer, pero que puede cometer errores en el camino de la misma manera que nosotros, nosotros mismos, lo hemos hecho?
¿No seguiríamos las enseñanzas religiosas, dondequiera que estén, más eficazmente si lo hiciéramos por amor y aprecio, en lugar de por la culpa y el miedo?
Nos podemos preguntar, ¿qué es realmente necesario culpar de todos modos?
¿Qué posible servicio obtendremos de ello?
¿Somos tan miserablemente estúpidos que sólo nos portamos bien por la culpa?
¿Somos tan inconsciente? ¿No puede la consideración por los sentimientos de los demás reemplazar a la culpa como motivación para la conducta humana apropiada?

Al examinar estas cuestiones y analizar sus orígenes sociales, vemos que la Edad Media está lejos de haber terminado. La Inquisición se ha limitado a tomar formas nuevas y más sutiles de crueldad.
Hemos adquirido sin saberlo, un sistema de negatividad que está actualmente recorriendo el planeta.
Hacer el mal y hacer culpables es en realidad una forma de crueldad, ¿no?
Hemos permitido a los demás que nos programaran con métodos de auto-tortura, y podemos ver que hemos tomado represalias al invitar a otros a torturarse como respuesta a ello.
Hemos permitido ser manipulados por la culpa, y le dimos la vuelta y usamos ese mismo mecanismo de la culpa para tratar de explotar y controlar a otros.

El grado en que no nos hemos permitido experimentar la realidad de nuestro verdadero Ser está representado por nuestro resentimiento hacia aquellos que si lo han hecho.
Nos ofende su vitalidad en las áreas en las que nos sentimos discapacitados.
Esta verdad aleccionadora está representada en la historia de un hombre que caminaba por la playa y se encontró con un pescador con un cubo lleno de cangrejos.
Le dijo al pescador, "cubre el cubo de cangrejos o se saldrán." "No," dijo el sabio y viejo pescador. "No hay necesidad de ello. Ya ves, cuando un cangrejo llega a lo alto del cubo para salir, los otros cangrejos le agarrar y tirar de él. Así que no hay necesidad de cubrirlos."

A medida sigamos dejando ir, cada vez más ligeros, y cada vez más libres, por desgracia, veremos que la naturaleza del mundo es como el cubo de cangrejos.
Y, después, toda la extensión de su negatividad se hará evidente.
Cuando nos volvamos totalmente conscientes de la factura de los bienes que nos han vendido, es muy probable que sintamos ira y un fuerte deseo de liberarnos de las ataduras de la negatividad.

Con amor, comparto el libro “Elijo la Paz”, disponible gratuitamente en formato PDF, en el sig. link:
https://despertarycrecer.com/libro-elijo-la-paz/

Y si prefieres escuchar audios, los encuentras en este link: 

https://despertarycrecer.com/audio-libro-elijo-la-paz-9/

viernes, 24 de octubre de 2014

El Glamour

Texto del libro "El Camino de la Entrega", de David Hawkins, página 75-77

El Glamour es un tema a entender de gran utilidad. Una vez que lo entendemos, facilita en gran medida el dejar ir de los deseos. El libro Espejismo (Glamour): Un Problema Mundial (1950), de Alice Bailey, presenta todo el tema con maestría.

Si nos fijamos en algo que queremos, podemos empezar distinguiendo entre la cosa en si misma frente al aura, la pátina, el flash, y el efecto magnético de atracción de una calidad que podemos mejor describir como "glamour". Es esta disparidad entre lo que una cosa es en sí misma, y el glamour con el que nos hemos
unido a ello, lo que lleva a la desilusión.

Muy a menudo hemos perseguido algún objetivo y, luego, cuando lo logramos, estuvimos decepcionados. Esto es porque la cosa en si misma no coincide con nuestras representaciones de ella.
Glamour significa que le hemos añadido sentimentalismo o lo hemos hecho más grande que la vida.
Hemos proyectado sobre una cosa una cualidad mágica que de alguna manera nos lleva a pensar que, una vez la adquiramos, mágicamente alcanzaremos un estado más elevado de felicidad y satisfacción.

Esto sucede muy a menudo con las metas profesionales. Un hombre trabaja año tras año luchando por convertirse en presidente de la compañía o ser importante y destacar de alguna otra forma. Cuando lo logra, espera experimentar toda la satisfacción y el glamour asociado a ese nivel de éxito: el peloteo de los empleados, los coches llamativos, el despacho imponente, los tratamientos, la autoridad, y los
lugares exclusivos. Pero lo que encuentra es que todas estas cosas son superficiales. Son compensaciones muy insuficientes por la pérdida de energía y la agonizante molienda diaria que, en realidad, requiere el puesto. Aunque imaginaba que iba a recibir admiración, lo que a menudo se encuentra en los niveles superiores es crueldad, competitividad, envidia y la interminable adulación y las manipulaciones
fraudulentas que les ocurren a la gente en el poder, incluyendo los ataques paranoicos de los competidores.

Él descubre que su energía está tan agotada que no le queda energía para su vida personal; sus relaciones se deterioran. Su esposa se queja de que está demasiado cansado para hacer el amor, demasiado consumido
para darle la energía que ella necesita, demasiado gastado para ser un buen padre, y demasiado cansado incluso para disfrutar de su actividad recreativa favorita.

Lo mismo ocurre con las mujeres en las áreas tradicionalmente femeninas de éxito. Una mujer piensa, por ejemplo, que si se pone el vestido de cierto diseñador para una fiesta, el vestido atraerá la atención, la adulación y la admiración, y que conseguirá cierto estatus social. Con mucho sacrificio, gasta una gran cantidad de dinero y esfuerzo en el vestido, de aquí para allá buscando complementos. Pero, ¿qué sucede? Que en la cena de la fiesta, hay algunos comentarios pasajeros sobre su vestido y eso es todo. Nadie baila con ella más de lo habitual. No es más conocida de lo que lo era antes de la fiesta. Y no recibe ninguna genuina atención adicional a la que recibía antes de la fiesta. Recibe algunas miradas hostiles, de envidia de las otras mujeres que reconocen lo que probablemente pagó por el vestido. Durante la noche, ella tiene la usual conversación con su acompañante, y se van a casa en coche sin apenas dirigirse la palabra, igual que en el pasado.

A medida que las mujeres consiguen éxitos en los ámbitos políticos y empresariales, se enfrentan a la decepción que acompaña el anhelado y glamoroso rol del liderazgo en la opinión pública. Lo que se predijo que aumentaría el prestigio y la estima traerá la crítica, la envidia y la hostilidad, -incluso el de las otras mujeres.
La experiencia de lograr su objetivo a menudo no es como pensó que iba a ser.
Recibe interminables críticas por ser una mujer conocida y por su aspecto, y puede sentir la persistente sensación de inquietud interior de que le está fallando a su familia por buscar la realización profesional.

"Ganar" no es a veces tan liberador como el glamour nos quieren hacer creer.
Las metas emocionales también son idealizadas por el sentimentalismo y la emotividad.
Una cierta excitación es proyectada sobre acontecimientos emotivos (por ejemplo, una reunión, una primera cita, o ser elegido presidente de la clase). Se hace para que parezcan más importantes de lo que realmente son en el curso general de los acontecimientos. Después de que el acontecimiento pasa, la vida
sigue igual y se produce la decepción.

El investir de glamour, por supuesto, es absolutamente obvio en la publicidad.
Aquí la vemos sui generis. El cowboy es investido del glamour de la masculinidad, y la bailarina de ballet es investida del glamour de la feminidad. Los hombres se sienten atraídos por la personalidad, no por la marca; así, el cowboy representa el glamour de lo masculino que es resistente, fresco, suave, y está al mando.
Las proyecciones de los consumidores sobre el producto es que les dará esos rasgos de personalidad deseados.

La glamorización es vivir en un nivel de fantasía. 
Por lo tanto, cuando procedemos a dejar lo deseado, hay que diseccionar lo que hay de exageración,
fantasía y romanticismo. Una vez que hemos renunciado al glamour, será relativamente fácil entregar el propio deseo. Si dejas el romanticismo del cowboy, por ejemplo, el cigarrillo o la hamburguesa de queso que tenia entre las manos en el anuncio perderá su atractivo. De hecho, para nuestra sorpresa, encontramos una y otra vez que el deseo que se adjuntó a la fantasía glamorosa; no era real desde el principio. Porque no había ninguna realidad en el, el mundo está constantemente vendiéndonos deshonestidad, sirviendo a nuestro deseos de aspecto romántico, glamorizado. Nos prometen hacernos más importantes de lo que realmente somos.
El glamour a ese nivel de deshonestidad es una falsificación.

La mente protesta: "¿Tengo que renunciar a toda esa emoción del glamour?
¿Tengo que dejar mis imágenes de gratificación emocional y excitación?"
La respuesta es, obviamente, "No." No tenemos que renunciar a ello en absoluto. Y podremos alcanzar las metas sin esfuerzo y más fácilmente una vez que seamos conscientes de lo que estamos eligiendo. Podemos tenerlas directamente. Podemos ser atractivos, pero no lo conseguiremos de una manera falsa, como por conducir un cierto estilo de coche. Vamos a conseguirlo mediante el abandono de nuestra pequeñez y apropiándonos de nuestra grandeza, y de este modo reflejándola al mundo. Podemos convertirnos fácilmente en esa persona emocionante que la gente está ansiosa por conocer. Sólo tienes que elegir ser esa persona y dejar los bloqueos que surgen al desear ser así.

Podemos tener lo que queremos directamente sin desviarse a través de alguna promesa fraudulenta que nos
conducirá a la frustración y la decepción.
El camino para convertirse en esa persona emocionante que la gente quiere conocer es muy fácil. Simplemente imagina el tipo de persona que queremos ser y entrega todos los sentimientos negativos y bloqueos que nos impiden ser eso. Lo qué sucede, entonces, es que todo lo que necesitamos tener y hacer
automáticamente se coloca en su lugar. Esto es porque, en contraste al tener y hacer, el nivel del ser tiene mayor poder y energía. Cuando se le da prioridad, automáticamente integra y organiza las actividades de uno. Este mecanismo se evidencia en la experiencia común, "Lo que mantenemos en la mente tiende a
manifestarse".


martes, 21 de octubre de 2014

Apoderándonos de la "Sombra"

Texto del libro "El Camino de la Entrega", de David Hawkins

Uno de los bloqueos para el desarrollo emocional es el miedo a lo que se encuentra sepultado en nuestro inconsciente.
Carl Jung llamó a esta zona, que no estamos dispuestos a ver y apropiarnos, la "sombra".
Dijo que el yo no puede ser sano y pleno a menos que veamos y reconozcamos la sombra.
Esto significa que sepultado dentro de todos nosotros, en lo que Jung llamó el "inconsciente colectivo", está todo lo que menos nos gusta admitir sobre nosotros mismos.

El humano medio, dijo, habría preferido proyectar su sombra sobre el mundo, condenarla y verla como el mal, pensando que su problema es combatir el mal en el mundo. 
En realidad, el problema no es otro que el de reconocer la presencia de tales pensamientos e impulsos en nosotros mismos. Al reconocerlos, se vuelven silenciosos. 
Una vez silenciados, ya no se ejecutan inconscientemente.

Al examinar nuestros miedos a lo desconocido, que son en realidad a los miedos a lo que hay en las profundidades del inconsciente, es útil tener sentido del humor.
Una vez vista y reconocida, la sombra ya no tiene ningún poder.
De hecho, es sólo nuestro miedo a esos pensamientos e impulsos el que les dan algún poder.

Una vez que nos familiaricemos con nuestra sombra, ya no tendremos que proyectar nuestros temores sobre el mundo, y comenzarán a evaporarse rápidamente.

¿Que hace a los interminables programas de la televisión, que se ocupan de los delitos y sus diversas formas, tan atractivos? Es porque lo que se está representado en la pantalla, donde es seguro, son todas las fantasías
inconscientes y prohibidas de nuestra propia psique.
Una vez que estemos dispuestos a ver las mismas acciones de la pantalla de TV en nuestras propias mentes y verlas donde realmente se originan, la atracción a ese "entretenimiento" desaparece.

Las personas que han reconocido el contenido de su propia sombra no tienen ningún interés en el crimen, la violencia ni los desastres terribles.

Uno de los bloqueos para familiarizarse con los miedos de la propia mente es el miedo a las opiniones de los demás. El deseo de su aprobación recorre nuestras mentes en una fantasía constante. Nos identificamos con las opiniones de los demás, incluidas las figuras de autoridad, y se unen estas de tal manera que realmente parecería que escuchamos nuestra propia opinión sobre nosotros mismos.

Al analizar los miedos, después, es bueno recordar que Carl Jung vio a este almacén de lo prohibido dentro de la sombra como una parte del inconsciente colectivo.
El término inconsciente colectivo significa que todos tenemos estos pensamientos y fantasías.

No hay nada único en ninguno de nosotros en cuando a la manera en la que simbolizamos nuestras emociones.

Todo el mundo secretamente alberga el temor de que son tontos, feos, antipáticos, y fracasados.
La mente inconsciente no está bien educada. Piensa en conceptos vulgares. Cuando piensa en la frase "¡Mata al vagabundo!", El inconsciente literalmente entiende eso. Obsérvate atentamente la próxima vez que alguien te interrumpa el tráfico, e imagina lo que realmente le harías a esa persona si fueras estrictamente honesto contigo mismo y no censuraras las imágenes que te vienen a la mente.
Te gustaría echarlo de la carretera, ¿no? Pulverizarlo. Empujarlo hacia la cuneta. ¿No es así? No es esa la forma en la que el inconsciente piensa.

La razón por la que el sentido del humor es útil es porque estas imágenes son cómicas una vez nos fijamos en ellas. No hay nada terrible en ello; es sólo la forma en la que el inconsciente se encarga de las imágenes.
Esto no quiere decir que seas una mala persona o que seas potencialmente un delincuente. Sólo significa que has conseguido ser honesto y enfrentarte a cómo la mente animal humana actúa en esta dimensión. No hay nada por lo que ser melodramático, auto-crítico, o trágico en relación a esto. El inconsciente es grosero e incivilizado.

Mientras tu intelecto hacia el bachillerato, ¡tu inconsciente permaneció en la selva donde todavía se balanceaba entre los árboles! 

Al observar el lado de la sombra no es momento de ser remilgado o aprensivos. Tampoco es momento de tomarla literalmente, porque los símbolos del inconsciente son sólo eso: son símbolos, y son primitivos por naturaleza. Si los trabajamos conscientemente, pueden vigorizarnos en lugar de inhibirnos.
Se necesita una gran cantidad de energía para mantener sepultada la sombra y suprimir nuestros múltiples miedos.
El resultado es que se agota la energía.
En el nivel emocional, esto es expresado como una inhibición de la capacidad de amar.

En el mundo de la conciencia, lo semejante atrae a lo semejante, por lo que el miedo atrae solo miedo, e igualmente su corolario es cierto, el amor atrae al amor. Cuanto más temor tenemos, más situaciones temibles atraeremos a nuestra vida. Cada miedo requiere de energía adicional para crear un dispositivo de protección hasta que, finalmente, toda nuestra energía se vierte en nuestras medidas defensivas extensas. La voluntad de observar el miedo y trabajar con él hasta que estemos libres de él trae recompensas inmediatas.

Cada uno de nosotros tiene dentro de si mismo un almacén de miedo suprimido y reprimido. Esta cantidad de miedo se vierte en todos los ámbitos de nuestra vida, colorea toda nuestra experiencia, mengua nuestra alegría en la vida, y se refleja en la musculatura de la cara de manera que afecta a nuestro aspecto físico, nuestra fortaleza física y el estado de salud de todos los órganos del cuerpo. El miedo sostenido y crónico suprime gradualmente el sistema inmunológico del cuerpo.
Con la pruebas de kinesiológica, podemos demostrar al instante que un pensamiento temeroso causa una
importante reducción de la fuerza muscular y trastornar el flujo de energía de los meridianos energéticos a los órganos vitales del cuerpo. Aunque sabemos que es totalmente perjudicial para nuestras relaciones, nuestra salud y nuestra felicidad, todavía nos aferramos al miedo.
¿Por qué es así? Tenemos la fantasía inconsciente de que el miedo nos mantiene con vida; esto es así porque el miedo se asocia a todo nuestro conjunto de mecanismos de supervivencia. Tenemos la idea de que, si dejáramos el miedo, nuestro mecanismo de defensa principal, nos volveríamos de alguna manera vulnerables.
En realidad, la verdad es todo lo contrario. El miedo es lo que nos ciega a los peligros reales de la vida.
De hecho, el propio miedo es el mayor peligro al que el cuerpo humano se enfrenta.

Es el miedo y la culpa lo que provoca la enfermedad y el fracaso en cada área de nuestras vidas. 

Podríamos tomar las mismas acciones protectoras por amor y no por miedo. ¿No podemos cuidar de nuestros cuerpos porque los apreciamos y los valoramos, en lugar de por el miedo a la enfermedad y a la muerte? ¿No podemos estar al servicio de los demás en nuestra vida por amor, y no por miedo a perderlos? ¿No podemos ser amables y corteses con los extranjeros porque nos preocupamos por nuestros semejantes, en lugar de porque tenemos miedo a perder su buena opinión sobre nosotros?
¿No podemos hacer un buen trabajo porque nos preocupamos por la calidad de nuestro desempeño y nos preocupamos por nuestros compañeros de trabajo?
¿No podemos realizar bien nuestro trabajo porque nos preocupamos por los destinatarios de nuestros servicios, en lugar de sólo por miedo a perder nuestros empleos o perseguir nuestra propia ambición?
¿No podemos lograr más por la cooperación, que por la temerosa competencia?
¿No podemos conducir con cuidado porque tenemos un gran respeto por nosotros mismos y cuidamos nuestro bienestar y el de aquellos que nos aman, y no porque tengamos miedo a un accidente?

En un nivel espiritual, ¿no sería más eficaz si, por compasión e identificación con los demás seres humanos, cuidáramos de ellos, en lugar de tratar de amarlos por miedo al castigo de Dios si no lo hacemos?

Del libro "El Camino de la Entrega", de David Hawkins, página 65-67

Sed como hombres que esperan a que su señor vuelva de la boda, 
para que, en cuanto llegue y llame, al instante le abran» 
Lc 12,36

Trabajo Personal
http://iluminarnuestrosvinculos.blogspot.com.ar/2014/08/sintonizar-con-la-energia-del-amor.html


Cada uno de nosotros tiene dentro de sí mismo un almacén de miedo suprimido y reprimido...


MIEDO
Del libro "El Camino de la Entrega", de DAVID R HAWKINS

Las muchas caras del miedo nos son familiares a todos nosotros. Hemos sentido flotar libremente la ansiedad y el pánico. Hemos estado paralizados y congelados por el miedo, con las palpitaciones y la aprehensión que le acompañan.
Las preocupaciones son miedos crónicos. La paranoia es su extremo.
En las formas más leves de miedo, estamos simplemente incómodos. En las más graves, nos volvemos asustadizos, cautelosos, bloqueados, tensos, asustados, tímidos, sin palabras, supersticiosos, estamos a la defensiva, somos desconfiados, nos sentimos amenazados, inseguros, temerosos, suspicaces, tímidos, atrapado, culpables y llenos de pánico escénico.

Existe el miedo al dolor y al sufrimiento, el miedo a vivir, el miedo a amar, el miedo a la proximidad, el miedo al rechazo, el miedo al fracaso, el miedo a Dios, el miedo al infierno, el miedo a la condenación, el miedo a la pobreza, el miedo al ridículo y a la crítica, el miedo de ser atrapado, el miedo a la insuficiencia, el miedo al peligro, el miedo a la desaprobación, miedo al aburrimiento, el miedo a la responsabilidad, el miedo
a toma de decisiones, el miedo a la autoridad, el miedo al castigo, el miedo al cambio, el miedo a la pérdida de la seguridad, el miedo de la violencia, el miedo a perder el control, el miedo a los propios sentimientos, el miedo a la manipulación, el miedo a ser descubierto, el miedo a las alturas, el miedo al sexo, el miedo a ir por nuestra cuenta y ser responsables, y el miedo al propio miedo.

Hay, además, una causa de miedo de la que mucha gente es inconsciente: el miedo a las represalias.
Este temor surge del deseo de esquivar, devolver el golpe, y atacar.
Al dejar el miedo, nos encontramos con lo hay detrás de el, que a menudo es la ira hacia el objeto del propio miedo.
La voluntad de dejar el miedo y superarlo ya nos pasa al siguiente nivel, que es la ira.
El hecho de que podamos hacer frente a esta combinación de sentimientos de miedo / ira y entregarlos; nos pasa instantáneamente al orgullo y el coraje.

Del libro "El Camino de la Entrega", de DAVID R HAWKINS, página 60

Con amor, comparto el libro “Elijo la Paz”, disponible gratuitamente en formato PDF, en el sig. link:

Y si prefieres escuchar audios, los encuentras en este link: 



miércoles, 15 de octubre de 2014

“El Origen del Miedo”

por Eckhart Tolle

Usted mencionó el miedo como parte de nuestro dolor emocional subyacente básico. ¿Cómo surge el miedo y por qué hay tanto en la vida de las personas? ¿Cierta cantidad de miedo podría ser simplemente autoprotección saludable? Si yo no temiera al fuego, podría poner la mano en él y quemarme.
La razón por la que usted no pone la mano en el fuego no es por miedo, es porque sabe que se quemará. No necesita al miedo para evitar el peligro innecesario, sólo un mínimo de inteligencia y de sentido común. Para estos asuntos prácticos es útil aplicar las lecciones aprendidas en el pasado. Ahora bien, si alguien lo amenazara con fuego o con violencia física, podría experimentar algo parecido al miedo. Se trata de un retirarse instintivo del peligro, pero no es la condición psicológica del miedo de la que estamos hablando aquí. La condición psicológica del miedo está divorciada de cualquier peligro inmediato concreto y verdadero. Se presenta de muchas formas: incomodidad, preocupación, ansiedad, nerviosismo, tensión, temor, fobia, etcétera. Este tipo de miedo psicológico se refiere siempre a algo que podría pasar, no a algo que está ocurriendo ahora. Usted está en el aquí y ahora mientras que su mente está en el futuro. Esto crea una brecha de ansiedad. Y si usted está identificado con su mente y ha perdido el contacto con el poder y la simplicidad del Ahora, esta brecha de ansiedad será su compañera constante. Usted puede siempre hacer frente al momento presente, pero no puede manejar algo que es sólo una proyección de la mente, usted no puede hacerle frente al futuro.
Por otra parte, mientras esté identificado con su mente, el ego gobernará su vida, como he señalado antes. Por su naturaleza fantasmal, y a pesar de los elaborados mecanismos de defensa, el ego es muy vulnerable e inseguro, y se ve a sí mismo constantemente amenazado. Ese, a propósito, es el caso incluso si el ego exteriormente aparece muy seguro de sí mismo. Ahora bien, recuerde que una emoción es la reacción del cuerpo a su mente. 
¿Qué mensaje del ego está recibiendo el cuerpo continuamente, el falso ser elaborado por la mente? Peligro, estoy amenazado. ¿Y cuál es la emoción que genera este mensaje continuo? Miedo, por supuesto.
El miedo parece tener muchas causas. Miedo a una pérdida, miedo al fracaso, miedo a ser herido, etcétera, pero en últimas el miedo es el miedo del ego a la muerte, a la aniquilación. Para el ego, la muerte está siempre a la vuelta de la esquina. En este estado de identificación con la mente, el miedo a la muerte afecta todos los aspectos de su vida. Por ejemplo, incluso algo aparentemente tan trivial y “normal” como la necesidad compulsiva de tener razón en una discusión y hacer ver que el otro está equivocado -defendiendo la posición mental con la que usted se ha identificado- se debe al miedo a la muerte. Si usted se identifica con una posición mental, en el caso de estar equivocado, su sentido de sí mismo basado en la mente se siente seriamente amenazado con la aniquilación. Así que usted, como el ego, no puede estar equivocado. Estar equivocado es morir. Se han hecho guerras por esto e innumerables relaciones se han roto.

Una vez que usted ha dejado de identificarse con su mente, que tenga o no tenga razón no influye en su sentido de usted mismo para nada, así que la necesidad forzosamente compulsiva y profundamente inconsciente de tener la razón, que es una forma de violencia, no aparecerá. Usted puede establecer clara y firmemente cómo se siente o qué piensa, pero no habrá agresividad o actitud defensiva en ello.

Su sentido de sí mismo se derivará entonces de un lugar más auténtico y profundo dentro de usted mismo, no de la mente. Preste atención a cualquier tipo de actitud defensiva en usted. ¿Qué está defendiendo? Una identidad ilusoria, una imagen de su mente, una entidad ficticia. Al hacer consciente ese patrón, al ser testigo de él, usted deja de identificarse con él. Bajo la luz de su conciencia, el patrón inconsciente se disolverá rápidamente. Este es el final de todas las disputas y los juegos de poder, que son tan corrosivos para las relaciones. El poder sobre los demás es debilidad disfrazada de fuerza. El verdadero poder está dentro, y está disponible para usted ahora.
Así que cualquiera que esté identificado con su mente y, por tanto, desconectado de su verdadero poder, de su ser más profundo que se arraiga en el Ser, tendrá al miedo como su compañero constante.
El número de personas que han ido más allá de la mente es todavía extremadamente pequeño, así que usted puede asumir que prácticamente todos los que usted conozca o se encuentre viven en un estado de miedo. Lo único que varía es la intensidad del mismo. Fluctúa entre la ansiedad y el terror en un extremo de la escala y una vaga incomodidad y una sensación distante de amenaza en el otro. La mayoría de las personas se hacen conscientes de él sólo cuando adquiere una de sus formas más agudas.
Eckhart Tolle, “El Poder del Ahora”.

jueves, 9 de octubre de 2014

Cualquier emoción, sensación, pensamiento, recuerdo o experiencia que te perturbe es...

“Cualquier emoción, sensación, pensamiento, recuerdo o experiencia que te perturbe es,  
simplemente, algo con lo que te has identificado de manera exclusiva, y la resolución  
definitiva de la perturbación consiste simplemente en des-identificarte de ella. 
Limpiamente te desprendes de ella con sólo darte cuenta de que nada de eso eres tú, ya
que, puesto que es algo que puedes ver, no puede ser el verdadero observador y, como no 
es tu verdadero ser, no hay razón para que te identifiques o te aferres a esos estados, 
o para que permitas que tu ser se deje limitar por ellos. 
Atestiguar tales estados es trascenderlo. Ya no te acechan a tu espalda porque los miras 
de frente. Si perseveras en este ejercicio, la comprensión que conlleva se agudizará y 
comenzarás a advertir cambios fundamentales en tu sensación de 'identidad‘” 
Ken Wilber


Link relacionados: 

jueves, 18 de septiembre de 2014

Dejar de resistir el dolor


Manejando la Pérdidas
Texto del libro "El Camino de la Entrega", de David Hawkins, página 55-57

Debido a la naturaleza del apego, el primer estado que precede a la verdadera experiencia a la pérdida es el del miedo a la pérdida.
Esto generalmente es defendido de dos maneras:
-Una es la de aumentar la intensidad del apego al atender el cada vez mas persistente intento de fortalecer los lazos.  Este enfoque se basa en la fantasía de que "a mayores lazos, menor es la probabilidad de pérdida". Sin embargo, esta es la misma maniobra que muy a menudo precipita la pérdida en las relaciones personales, porque la otra persona trata de liberarse del apego posesivo y el fuerte control restrictivo que siente que le es colocado. Así, debido a que lo que mantenemos en la mente tiende a manifestarse, el miedo a una pérdida puede, paradójicamente, ser el mecanismo de provoca esa pérdida.

-La segunda forma en la que el miedo a la pérdida es manejado es por el mecanismo psicológico de la negación que es, en el lenguaje común, llamado "el juego del avestruz".
Esto lo vemos a nuestro alrededor todos los días en las diversas formas de negarse a enfrentar lo inevitable.
Todas las señales de alarma están ahí, pero la persona no las toma en cuenta.
Por lo tanto, el hombre que está obviamente en el proceso de perder su trabajo tiende a no darse cuenta. Los cónyuges de un matrimonio que se está yendo por el desagüe no toman ninguna acción correctiva.
La persona con una enfermedad grave hace caso omiso de todos los síntomas y evita la atención médica. Los políticos no pueden ver los problemas sociales, esperan que desaparezcan.
Países enteros están ajenos a la precariedad de su existencia (por ejemplo, los ataques del 11 de septiembre).
El conductor hace caso omiso de las señales de la ominosa advertencia de un motor en mal funcionamiento.
Todos hemos experimentado arrepentimiento al no prestar atención a las señales de advertencia de los problemas futuros.

Para manejar el miedo a la pérdida, hemos de ver cual es el propósito de la persona externa o para que sirve el objeto al cual estamos apegado, en nuestra vida.
¿Qué necesidad emocional se está cumpliendo? 
¿Qué emociones se plantearían si fuéramos a perder el objeto o la persona? 

La pérdida puede ser anticipada, y podemos manejar los diversos temores asociados a la sensación de pérdida al descomponer las complejas emociones que representan, y dejar ir las sensaciones individuales que las componen.
Digamos, por ejemplo, que tienes un perro como mascota al que has estado unido durante muchos años. Es obvio que el viejo Rover se está haciendo mayor.
Encuentras que no te gusta pensar en su avanzada edad, te sientes incómodo ante la perspectiva de su muerte y la sacas de tu mente. Cuando te sorprendes haciendo esto, te das cuenta de que estos sentimientos son señales de advertencia y de que no estás manejando la situación emocional.
Y así, te preguntas:
"¿A que propósito está sirviendo el perro en mi vida? ¿Cuál es su utilidad emocional para mí?" Amor, compañerismo, dedicación, diversión, y distracción. "perder el perro dejará estas necesidades emocionales personales insatisfechas?"
Al verlo así, un poco del miedo puede ser reconocido y abandonado. Una vez que dejas el miedo, no has de recurrir a la negación ni pretendes que Rover vaya a vivir para siempre.

Otra emoción asociada al sufrimiento y el duelo es la de la ira. La pérdida de aquello que es importante con frecuencia nos lleva a sentir rabia, que puede ser proyectada sobre el mundo, la sociedad, los individuos y, en última instancia, Dios, que es considerado el responsable de la naturaleza del universo. La ira deriva de la anterior negación a aceptar el hecho de que todas las relaciones y las posesiones en esta vida son transitorias. Incluso el cuerpo físico, que es nuestro mayor apego, a la
larga tiene que ser abandonado, como todo el mundo sabe.
Sentimos que lo que se ha convertido en importante o reconfortante para nosotros es un accesorio permanente. En consecuencia, cuando esa ilusión se ve amenazada, hay ira, resentimiento y auto compasión, sentimientos que pueden derivar en amargura crónica.

La "rabia impotente" se asocia con el deseo de cambiar la naturaleza del mundo y la imposibilidad de hacerlo. Al enfrentar este hecho de la existencia, una gran pérdida puede, por lo tanto, producir un cambio en nuestra posición filosófica.
Una gran pérdida nos puede despertar a la naturaleza de todos los apegos y todas las relaciones, o podemos volver a negar el hecho obvio de que todas las relaciones son transitorias y re-intensifican furiosamente los lazos existentes para compensar la pérdida.

Una parte del manejo de la negación de la inevitabilidad de la pérdida es ver los intentos de manipulación. En su fantasía, la mente trata de desarrollar tácticas para evitar la pérdida.
Esto puede tomar la forma de convertirse en "benefactor" o más trabajador, más honesto, más perseverante, o más leal.
En las personas religiosas, esto puede tomar la forma de tratar de manipular a Dios mediante
promesas y pactos.
En las relaciones, puede adoptar la forma de una conducta de sobre compensación.
El esposo se vuelve cada vez más obediente, cariñoso y atento, en un intento de evitar una ruptura.
El marido desatento de repente comienza a traer regalos y flores a casa en lugar de llegar a la raíz de la causa del problema.

Cuando la negación se interrumpe, las manipulaciones no han funcionado, y el temor ha pasado, entonces se llega a la depresión, un auténtico proceso de luto y sufrimiento, tiene lugar.
Todos estos estados emocionales pueden ser trabajados con mayor rapidez en el proceso de dejar ir, en el que la inevitabilidad de la emoción de sufrir es entregada a y reemplazada por la voluntad de dejar la resistencia y dejar que el proceso pase y se complete por sí mismo. 
Puede tomarse la decisión de dejar de resistir el dolor.
En lugar de la negación y la resistencia, sumergirse en él y superarlo. Tienes un "buen llanto" sobre el viejo Rover o la perdida de la relación.

Siempre una cantidad variable de culpa se asociada a la sensación de sufrimiento. Esta se basa en la fantasía de que la pérdida representa un castigo o que otra actitud o conducta habría impedido que esto sucediera. A menos que se renuncie a ella, la culpa puede ser luego reciclada y re abastecer la ira y la rabia.
La rabia no reconocida e irrenunciable se puede proyectar sobre los demás alrededor en la forma de culpabilizar. 
La culpabilidad proyectada sobre las otras relaciones puede, entonces, complicar la pérdida provocando una pérdida mayor.
Esto sucede con frecuencia entre los miembros de un matrimonio como consecuencia de la muerte de un hijo. Se ha informado que la tasa de divorcio entre los padres que han perdido a sus hijos es tan alta como el 90%. Debido a la proyección de la culpabilidad, una pérdida grave es luego sumada a otra pérdida grave, la del cónyuge. Un ejemplo de este tipo de reacción es el caso de una mujer de cuarenta años. Tuvo un matrimonio excelente durante veinte años con un marido atento, obediente. El hijo menor desarrolló leucemia. Cuando murió, entró en el sufrimiento y el duelo y, más importante aún, desarrolló una reacción de rabia. Que tomó la forma de odio. Odiaba a los médicos; odiaba el hospital; odiaba a Dios; odiaba a su marido y a los hijos existentes. Su rabia se hizo tan incontrolable que llegó a ser físicamente violenta y amenazadora. Varias veces tuvieron que llamar a la policía para controlar su conducta violenta. Al final su otros hijo se fueron de casa por miedo al caos, los abusos físicos y los amenazantes estados emocionales. Su marido no dejó piedra sin remover para tratar de ayudarla con la rabia, pero ella descargaba su ira también sobre él, atacándole violentamente en varias ocasiones.
Al final, desesperado y desesperanzado, fue echado de la casa. La situación caótica en última instancia terminó en un divorcio en el que la mujer perdió su casa. Fue casi cinco años antes de que la rabia disminuyera, momento en el cual la mujer había destruido toda su vida y ahora tenía que empezar de nuevo desde cero a reconstruir una nueva vida.

Cuando todas las emociones negativas se han trabajado, entregado y dejado, el alivio finalmente se produce, y el anterior sufrimiento se sustituye por la aceptación.
La aceptación es diferente a la resignación. En la resignación todavía hay residuos de la anterior emoción dejada. Existe la reticencia y un retraso al verdadero reconocimiento de los hechos. La renuncia dice: "No me gusta, pero tengo que aguantar".
Con la aceptación, la resistencia a la verdadera naturaleza de los hechos ha sido renunciada; por lo que uno de los signos de la aceptación es la serenidad.
Con la aceptación, la lucha ha terminado y la vida comienza de nuevo. 
Las energías que ataban a las anteriores emociones negativa ahora están liberadas, por lo que los aspectos saludables de la personalidad ahora son reactivados. Los aspectos creativos de la mente desarrollan oportunidades para nuevas situaciones de vida y opciones adicionales para el crecimiento y la experiencia, acompañada de una nueva sensación de vitalidad.

Una enseñanza muy conocida y ampliamente practicada es la Oración de la Serenidad:

Dios, Concédeme la
Serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, el
Valor para cambiar aquellas que puedo, y la
Sabiduría para reconocer la diferencia.

El no trabajar alguna de las diversas emociones asociadas al duelo y la pérdida puede derivar en estancamiento crónico en cualquiera de sus componentes.
Por lo tanto, puede derivar en una depresión prolongada, y estados prolongados de negación en los que la muerte de la persona es auténticamente negada. La culpabilidad crónica o la negativa a trabajar las emociones asociadas a la pérdida pueden derivar en un retardo a la reacción de dolor y la enfermedad física.
La energía reprimida de las emociones irrenunciables resurge a través del sistema endocrino y nervioso del cuerpo como un desequilibrio energético, lo que dificulta el flujo de la energía vital a través de los meridianos de la acupuntura del cuerpo. 
Esto da lugar a cambios patológicos en varios órganos. Es un hecho bien conocido que la tasa de mortalidad en el duelo es mucho mayor que la de la población general, especialmente en el primer o segundo
año siguiente a la muerte del cónyuge.

Uno de los orígenes de la culpa relacionada con el sufrimiento es la ira hacia la persona amada al partir. Esta es a menudo reprimida porque le parece irracional a la mente consciente. Las virtudes de los difuntos queridos se han mejorado y exagerado en la fantasía, y esta discrepancia complica la culpa.
¿Cómo podríamos estar enfadados con una persona tan maravillosa?
Existe la culpa a estar enfadado con Dios, el autor del universo, por haber permitido que el trágico suceso tuviera lugar.

«A los pies de Jesús, comenzó a llorar» 
Lc 7, 38


Ejercicio Personal:
-Liberarse de apegos   (haz clic en el titulo para acceder al link)




Ejercicios Liberadores:

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Curso Virtual "Nuestra Vida Emocional":
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Libros que "Iluminan Nuestros Vínculos":

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https://www.morebooks.de/store/es/book/vivir-desde-el-coraz%C3%B3n/isbn/978-3-639-52180-1

miércoles, 17 de septiembre de 2014

Prevenir el sufrimiento excesivo


Texto del libro "El Camino de la Entrega", de DAVID R HAWKINS, página 58-59

El duelo severo, la pérdida, y las reacciones patológicas que pudieran derivarse pueden ser prevenidas mediante el reconocimiento temprano, y por la entrega preventiva de los sentimientos asociados cuando todavía son leves y pueden ser manejados sin sufrimiento excesivo.
Como hemos visto, la base de todo duelo y pérdida es el apego, además de la negación de la naturaleza transitoria de todas las relaciones.
Podemos empezar por observar nuestras vidas, identificar las áreas de apego, y preguntarnos: "¿Qué necesidades interiores están satisfaciendo? ¿Qué sentimiento vendría si fuera a perderlo? ¿Cómo puede mi vida emocional interior ser equilibra a fin de disminuir la extensión, el grado y el número de apegos de los objetos externos y las personas?

"Cuanto mayor sea nuestro apego a lo que está fuera de nosotros mismos, mayor es el nivel general de miedo y vulnerabilidad a la pérdida. Podemos preguntarnos por qué nos sentimos tan incompletos. "¿Por qué estoy tan vacío dentro de mí que tengo que buscar soluciones en forma de apegos y dependencias de los demás?"

Podemos empezar a observar nuestras propias áreas interiores de inmadurez. En concreto, necesitamos examinar: "¿Dónde estoy buscando obtener amor en lugar de darlo?"
Cuanto más cariñosos somos, menos vulnerables al sufrimiento y a la pérdida, y menos necesitamos buscar los apegos.
Cuando hayamos reconocido y dejado todos los sentimientos negativos, y nos hayamos graduado de la pequeñez al reconocimiento de nuestra grandeza, de manera que nuestra alegría interior provenga del placer de dar y amar, seremos entonces realmente invulnerable a la pérdida.
Cuando el origen de la felicidad sea encontrado dentro, somos inmunes a las pérdidas del mundo.

Cuando observamos nuestra vida, podemos ver todos los apegos y escapadas en las que hemos caído. Cada una de ellas representa una fuente potencial futura de dolor y sufrimiento. Las áreas realmente importantes deberían ser examinadas de cerca. Tomemos, por ejemplo, el fracaso para hacer frente a estas cuestiones en el comúnmente observado síndrome, llamado de retirada. Tradicionalmente, este puede ocurrir en las mujeres cuando la tarea de criar a los niños llega a su fin con su madurez y se van de la casa ("síndrome del nido vacío"), y en el hombre cuando llega a la edad de jubilación o pierde su trabajo, o bien cuando a través de alguna discapacidad física no pueda continuar con su trabajo anterior. La reacción que se produce normalmente en la mediana edad se debe a los muchos años de negación pre-existente.

A menudo hay una falta de enfrentarse a lo inevitable y hacer planes para otras actividades de la vida que
gratifican las mismas necesidades internas que, en estos casos, son los sentimientos de autoestima, importancia, el deseo de sentirse necesario e importante, y la necesidad de contribuir y ser productivo.
La anticipación de lo inevitable y el prepararse para ello ahora traerá relativamente menor incomodidad en comparación con el sufrimiento traumático y la pérdida en una fecha posterior.

Podemos ver nuestras relaciones amorosas más importantes y honestamente examinarlas. ¿Hasta qué punto sirvieron a nuestras necesidades interiores egoístas? ¿Hasta qué punto estamos realmente utilizando a
la otra persona para explotarla en nuestro propio beneficio? ¿Hasta qué punto están simplemente sirviendo a nuestra la felicidad?
Para averiguarlo, todo lo que tenemos que hacer es preguntarnos: "Si fueran a ser más felices dejándome, ¿cómo me sentiría al respecto?" Esto revela el grado en el que estamos tratando de restringir y controlar a la otra persona, que es apego y no amor.

Hace más de dos mil años, Buda hizo la observación de que la base de todo sufrimiento humano se debía al deseo y al apego, y la historia humana sólo ha probado la verdad de su enseñanza. ¿Cuál es la solución a ese dilema?
Como podemos ver, es sólo un pequeño aspecto de nosotros mismos el que se convierte en apego. El pequeño yo adquiere un conjunto asustadizo e inadecuado de programas que, sin saberlo permite que se ejecuten. El propósito de dejar ir es desactivar estos programas a fin de que ya no se ejecuten en nosotros; y entonces, somos libres para expandir la mayor consciencia de nuestro Ser Superior.

Esa parte de nosotros a la que nos referimos como nuestro "Yo superior" ama en lugar de buscar el amor. En consecuencia, se llega a la consciencia de que estamos en todo momento rodeados por el amor, que es ilimitado. El amor es automáticamente atraído por la persona que ama.
Al dejar ir constantemente nuestros sentimientos negativos, de este modo, nos curamos del dolor presente y prevenimos profilácticamente la aparición del dolor en el futuro. El miedo es reemplazado por la confianza y con ella viene una profunda sensación de bienestar.

La inmunidad al sufrimiento de la pérdida se produce cuando reemplazamos la dependencia del pequeño yo (la personalidad) por la dependencia del Ser (la Divinidad en nosotros).
Busquemos la seguridad en el Ser, que es eterno, en lugar de en el pequeño yo, que es transitorio.

Ejercicio Personal:
-Liberarse de apegos   (haz clic en el titulo para acceder al link)




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sábado, 6 de septiembre de 2014

Elijo mirar de otra manera


Texto del libro "El Camino de la Entrega", de DAVID R HAWKINS, página 48.

Un efecto sorprendente de la voluntad de dejar nuestra negatividad interior es el descubrimiento de que el polo opuesto de los sentimientos negativos existe. 
Hay una realidad interior que podemos llamar nuestra "grandeza interior" o "Ser Superior". 
Tiene mucho más poder que la negatividad interior.

A cambio de dejar ir las recompensas que estábamos recibiendo de la posición negativa, ahora estamos
sorprendidos por las recompensas positivas que se derivan del poder de nuestros sentimientos positivos.
Por ejemplo, cuando dejamos de culpar, experimentamos el perdón.

Nuestro Ser Superior, que podríamos decir está compuesto de nuestros sentimientos más elevados, tiene capacidades casi ilimitadas. Puede crear oportunidades de empleo. Puede crear situaciones para la sanación de las relaciones. Tiene el poder de crear oportunidades para relaciones cariñosas, oportunidades financieras, y la curación física.

A medida que dejamos de darle autoridad y energía a todos los programas negativos que se derivan de nuestro propio pensamiento, dejamos de regalar nuestro poder a los demás y empezamos a recuperarlo de nuevo. Esto se traduce en un aumento de la autoestima, el retorno de la creatividad, y la apertura de una visión positiva del futuro que sustituye al temor.

Podemos experimentar con alguien con quien tengamos una relación pobre debido a aferrarnos a los resentimientos.
Podemos sentarnos y decirnos a nosotros mismos que esto sólo será un experimento.
El propósito de esto, nos decimos, es estrictamente aprender; es decir, queremos familiarizarnos con las leyes de la conciencia y observar los fenómenos que se producen.

Reconocemos las recompensas que hemos estado recibiendo de nuestros sentimientos negativos.
Entregamos cada una de ellas y, al mismo tiempo, dejamos de resistirnos a aquello en nosotros que estaría dispuesto a sanar la relación. En este punto, no es necesario tener ningún contacto personal con la otra persona. Estamos haciendo este experimento por nuestro propio bien y no por ellos.

Al buscar en nosotros mismos, nos preguntamos, "¿Qué  está encubriendo la ira?"
En el fondo de esa ira, probablemente encontremos miedo. Y junto al miedo, encontraremos también celos. Encontramos la competitividad y todos los otros pequeños componentes del complejo sentimiento que han bloqueado la relación.

Al simultáneamente dejar ir lo negativo y dejar de resistir lo positivo se produce un cambio de energías internas, acompañado de un cambio sutil en nuestra autoestima.

Dejar ir nuestra resistencia a estar dispuestos a que algo positivo suceda en la relación es todo lo que se necesita. A continuación, podemos simplemente sentarnos y ver que lo ocurre. En este experimento, no estamos interesados en si la otra persona "lo consigue."

Sólo estamos interesados en lo que nosotros consigamos.
Sólo estamos interesados en mover nuestra propia posición en el asunto y, luego, simplemente observamos lo que sucede.
Por lo general sobreviene una experiencia muy gratificante, que tendrá diferentes formas dependiendo de las circunstancias.

Te comparto el libro “Elijo la Paz”, disponible completa y gratuitamente en formato PDF en el sig. link:

viernes, 5 de septiembre de 2014

Des-Ocultando lo que hay debajo de "Culpar" a otro/s

Al culpar a otro/s nos volvemos víctimas inocentes, 
y así, conseguimos la simpatía de muchos; 
pero perdemos libertad, auto estima, y el poder de transformar.
Culpar nos debilita y nos mantiene limitados y pequeños.


Texto del libro "El Camino de la Entrega", de DAVID R HAWKINS, página 45 a 47.

Culpar
Uno de los mayores bloqueos a superar para salir de la depresión y la apatía es el de culpar.
El culpar es todo un tema en sí mismo. Observarlo es gratificante. Para empezar, hay una gran recompensa al culpar. Conseguimos ser inocentes; podemos disfrutar de la auto compasión; conseguimos ser mártires y víctimas, y conseguimos ser los destinatarios de las simpatía.

Tal vez la mayor recompensa al culpar es que conseguimos ser la víctima inocente y la otra parte el malo. Vemos este juego en los medios de comunicación constantemente, en interminables representaciones dramatizadas de culpabilidad en una multitud de controversias, insultos, persecución a personajes, y demandas.

Además de la recompensa emocional, el culpar tiene considerables beneficios económicos, por tanto, es un plan tentador el de ser la víctima inocente, ya que a menudo es recompensado económicamente.
Hubo un famoso ejemplo de esto en la ciudad de Nueva York hace muchos años. Tuvo lugar un accidente en el transporte público. Las personas salieron por la puerta delantera del vehículo, y luego se reunieron en un pequeño grupo, recopilando sus nombres y direcciones para el futuro beneficio económico. Los
espectadores rápidamente entendieron la situación y secretamente se subieron a la parte trasera del vehículo, de manera que podrían salir por la parte delantera como heridos, "víctimas inocentes". No habían estado en el accidente, ¡pero iban a recoger el premio!

Culpar es la mayor excusa del mundo. Nos permite seguir siendo limitados y pequeños sin sentirnos culpables. Pero tiene un coste -la pérdida de nuestra libertad. 
Además, el papel de víctima trae consigo una auto-percepción de debilidad, vulnerabilidad, e indefensión, que son los componentes principales de la apatía y la depresión.

El primer paso para dejar de culpar es ver que estamos eligiendo culpar.

Otras personas han tenido similares circunstancias y han perdonado, olvidado, y manejado la misma situación de una manera totalmente diferente. Hemos visto anteriormente el caso de Viktor Frankl, que eligió perdonar a los guardias de la prisión Nazi y vio un don oculto en su experiencia en los campos de concentración.
Debido a que otros, como Frankl, eligieron no culpar, esa opción también está abierta para nosotros.

Hemos de ser honestos y darnos cuenta de que estamos culpando porque elegimos culpar. Esta es la verdad, no importa cuán justificada puedan parecer las circunstancias.
No es una cuestión de buenos o malos; es simplemente una cuestión de tomar la responsabilidad de nuestra propia conciencia.

Es una situación totalmente diferente ver que elegimos culpar en lugar de pensar que tenemos que culpar.
En esta circunstancia, la mente a menudo piensa: "Bueno, si las otras personas o acontecimientos no tienen la culpa, entonces debo ser yo".
Culpar a los demás o a nosotros mismos simplemente es innecesario.
La atracción por culpar surge en la primera infancia como un hecho cotidiano en el aula, el patio de recreo, y en casa de los hermanos. Culpar es el tema central en los interminables procesos judiciales y demandas que caracterizan a nuestra sociedad.

En verdad, culpar es sólo otro de los programas negativos que hemos permitido que nuestra mente adquiera porque nunca nos hemos parado a cuestionarlo.
¿Por qué debe algo ser siempre "fallo" de alguien? ¿Por qué debe ser introducido todo el concepto de "malo" en la situación en el primer lugar? ¿Por qué debe uno de nosotros estar equivocado, ser malo o culpable? Lo que parecía una buena idea en ese momento pudo no haber salido bien. Eso es todo. Los acontecimientos desafortunados pudieron solo haber sucedido.

Para superar el tener que culpar, es necesario ver la secreta satisfacción y placer que obtenemos de la auto compasión, el resentimiento, la ira, y las excusas que nos damos a nosotros mismos, y empezar a entregar todas estas pequeñas recompensas.
El propósito de este paso es pasar de ser una víctima de nuestros sentimientos a elegir tenerlos. 
Si nos limitamos a reconocerlos y observarlos, entonces comenzaremos a desarmarlos, y a entregar las partes que lo componen, entonces estamos conscientemente ejerciendo la elección.
De esta manera, hacemos un movimiento importante para salir de la ciénaga de la impotencia.

Es de ayuda para superar la resistencia y asumir la responsabilidad de nuestros programas y sentimientos negativos el ver que provienen de un pequeño aspecto de nosotros mismos.
Es la naturaleza de la parte más pequeña de nosotros mismos la que piensa negativamente, por lo que hay una inconsciente tendencia a estar de acuerdo fácilmente con su limitado punto de vista.
Pero esa no es la totalidad de nuestro ser; fuera y más allá del pequeño ser está nuestro mayor Ser.
Podemos no ser conscientes de nuestra grandeza interior. Podemos no estar experimentándola, pero está ahí. Si nos desprendemos de nuestra resistencia a ella, podremos empezar a experimentarla.

La depresión y la apatía, por tanto, resultan de la voluntad de aferrarse al pequeño ser y a su sistema de creencias, además de a la resistencia a la nuestro Ser Superior, que se compone de todos los opuestos de los sentimientos negativos.

La naturaleza del universo es que todo en él esté representado por su igual y su opuesto. Así, el electrón igual y opuesto es el positrón. Cada fuerza tiene una igual y opuesta contra-fuerza. El Yin es compensado por el Yang. Existe el miedo pero también el coraje. Existe el odio pero su opuesto es eI amor. Existe la timidez pero también la valentía. Existe la tacañería pero también la generosidad.
En la psique humana, cada sentimiento tiene su opuesto. La manera de salir de la negatividad es, por tanto, la voluntad de reconocer y dejar de lado los sentimientos negativos y, al mismo tiempo, la voluntad de dejar de resistirse a su opuesto positivo. La depresión y apatía son el resultado de estar en el efecto de la polaridad negativa.

¿Cómo se hace esto en la vida cotidiana? Veamos de nuevo el ejemplo del cumpleaños de alguien que se está acercando rápidamente. Debido a las cosas que han sucedido en el pasado, tenemos resentimientos y no nos sentimos dispuestos a hacer nada para el cumpleaños. De alguna manera, parece imposible siquiera salir y comprar un regalo de cumpleaños. Nos molesta tener que gastar dinero. La mente evoca todo tipo de justificaciones: "No tengo tiempo para ir de compras", "No puedo olvidar lo que significó que ella se fuera", "Ella debería pedirme disculpas a mí primero".

En este caso, dos cosas están operando: aferrarse a lo negativo y la pequeñez en nosotros mismos, y resistir lo positivo y la grandeza en nosotros mismos. La manera de salir de la apatía es ver, en primer lugar, que "no puedo" es un "no quiero".
Al analizar los "no quiero", vemos que están ahí debido a los sentimientos negativos y, a medida que surgen, pueden ser reconocidos y apartados.
También es evidente que nos estamos resistiendo a los sentimientos positivos.
Estos sentimientos de amor, generosidad, y perdón pueden ser observados uno por uno.

Podemos sentarnos e imaginar la cualidad de la generosidad y dejar de resistirnos a ella. ¿Hay algo generoso dentro de nosotros mismos? En este caso, podemos no estar dispuestos a aplicarlo a la persona del cumpleaños en un principio. Lo que podemos empezar a ver es la existencia de la cualidad generosidad
en nuestra conciencia. Empezamos a ver que, a medida que dejamos de resistir el sentimiento de generosidad, hay generosidad. Lo que hacemos, de hecho, es disfrutar dando a los demás en determinadas circunstancias. Empezamos a recordar la inundación positiva del sentimiento que nos sobreviene cuando expresamos gratitud y reconocemos los regalos que otros nos han dado. Vemos que realmente
hemos estado reprimiendo el deseo de perdonar y, a medida que hemos dejado la resistencia a ser indulgente, emerge la voluntad de dejar la queja. En tanto que hacemos esto, dejamos de identificarnos con nuestro pequeño ser y nos volvemos conscientemente conscientes de que hay algo en nosotros que es mayor. Está siempre ahí, pero oculto a la vista.

Este proceso es aplicable en todas las situaciones negativas. Nos permite cambiar el contexto en que percibimos nuestra situación actual. Nos permite darle un significado nuevo y diferente. Nos eleva por encima de ser la víctima impotente al seleccionador consciente. En el ejemplo dado, eso no quiere decir que tengamos que salir corriendo a comprar un regalo de cumpleaños. Sino que quiere decir que somos conscientes ahora de que estamos en nuestra posición actual de elección.
Tenemos libertad total, con una mayor libertad de acción y elección. Este es un estado muy superior de conciencia al de la víctima indefensa que está atrapada por un resentimiento pasado.

Una de las leyes de la conciencia es: Sólo estamos sujetos a un pensamiento negativo o creencia si conscientemente decimos que nos aplica. Somos libres de elegir no adquirir un sistema de creencias negativo.

Link relacionado:
http://despertarycrecer.blogspot.com.ar/2012/12/todo-tiene-su-polaridad.html

Curso virtual gratuito "Nuestra Vida Emocional":
http://nuestravidaemocional.blogspot.com.ar/p/curso-nuestra-vida-emocional.html