lunes, 26 de mayo de 2014

Aprender a verse a sí mismo

sin juzgarse
Carl Rogers, desde la psicología humanista, explica este proceso de esta manera:
"Soy más eficaz cuando puedo escucharme con tolerancia y ser yo mismo. 
Con el transcurso de los años he adquirido una mayor capacidad de auto-observación que me permite saber con más exactitud que antes lo que siento en cada momento: 
-puedo reconocer que estoy enojado o 
-que experimento rechazo hacia esta persona, 
-que siento calidez y afecto hacia este individuo, 
-que estoy aburrido y no me interesa lo que está pasando, 
-que estoy ansioso por comprender a este individuo o 
-que mi relación con determinada persona me produce ansiedad y temor. 
Todas estas actitudes son sentimientos que creo poder identificar en mí mismo. 
En otras palabras, creo que soy más capaz de permitirme ser lo que soy. 
Me resulta más fácil aceptarme como un individuo decididamente imperfecto, que no siempre actúa como yo quisiera.
Quizás este punto de vista pueda resultar bastante extraño para algunas personas. 
Sin embargo, lo considero valioso a causa de que, paradójicamente, cuando me acepto como soy, puedo modificarme. 
Creo que he aprendido esto de mis pacientes, así como de mi propia experiencia: no podemos cambiar, no podemos dejar de ser lo que somos, en tanto no nos aceptemos tal como somos. 
Una vez que nos aceptamos, el cambio parece llegar casi sin que se lo advierta"


Link relacionado:
http://despertarycrecer.blogspot.com.ar/2010/08/sanar-el-vinculo-con-uno-mismo.html

http://nuestravidaemocional.blogspot.com.ar/2013/07/aprender-ver-se.html

http://nuestravidaemocional.blogspot.com/2013/07/navegando-mar-adentro-y-echando-redes.html

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martes, 13 de mayo de 2014

Sobre el sentimiento de "envidia"



Cuando una persona hace daño a otra sin motivos reales, podría estar jugando un sentimiento de envidia. 
Es el caso de una mujer, de 45 años, que le raya el auto a su vecino. A esta mujer se la observa insatisfecha, sin realizarse profesionalmente, sin haber logrado una pareja, viviendo aún con sus padres. Su mirada denota odio, y con su conducta -rayar el auto- demuestra que en vez de hacerse cargo de su propia vida, de su insatisfacción, proyecta su insatisfacción y resentimiento a otros.
¿Puede así modificar su situación insatisfactoria? No, en absoluto. Por el contrario, cada vez se sentirá más frustrada. Hasta que despierte, tome consciencia y pueda darse cuenta que el cambio comienza en uno mismo, que si le causa odio ver que otros logran lo que ella no ha podido lograr (pareja, casa, amor, alegría, éxito, etc), el camino para transformar esa situación es preguntarse qué estoy haciendo yo para sentirme realizado/a y feliz, en vez de hacer daño a otro porque tiene lo que yo quisiera tener y que no he podido lograr. 


El sentimiento se nos da como se nos da un día de sol, lo esencial es qué hacemos nosotros con aquello que se no da. En este caso, esta mujer reacciona a sus sentimientos haciendo daño a un otro, de esta manera satisface momentáneamente los deseos de venganza de su ego, pero su alma sufre pues no está hecha para dañar sino para amar. 
Entonces, ¿puede esta mujer sentirse en paz y armonía reaccionando de esta manera ante sus emociones?
No. En su interior vive una guerra, una lucha que expresa en lo exterior. ¡Este es el infierno! 
El camino es aprender a gestionar nuestras emociones, a interpretarlas, no negarlas ni reprimirlas sino comprender qué mensaje nos viene a traer esto que siento en este momento. Acoger la emoción, recibirla, y luego en un proceso, será posible comprender qué debo aprender para continuar mi proceso de crecimiento.

¿Qué es la envidia?
Envidia = generar daño a quien se cree poseedor del bien o la virtud q se desea y no se tiene.

Envidia = malestar por no poseer lo que tiene el otr@, ya sea bienes, objetos, inteligencia, simpatía, belleza y cualquier otra cualidad. 

¿Y qué hago con la envidia? en vez de hacer daño al otro utiliza esa energía haciendo lo necesario p lograr aquello q deseas y q el otro tiene. ej si te molesta su felicidad: ¿qué estas haciendo tu mism@ por lograr tu propia felicidad?   

Violencia es todo lo que le hace daño a otro. 

"Para cambiar tu vida por fuera debes cambiar tú por dentro. En el momento en que te dispones a cambiar, es asombroso cómo el universo comienza ayudarte y trae lo que necesitas" 
Louise Hay



Para ampliar sobre este tema recomiendo la lectura del libro "Transformando Nuestros Sentimientos", de M. Guadalupe Buttera y Dr. Roberto F. Ré, editorial San Pablo, 2009:

viernes, 9 de mayo de 2014

¿Cómo me relaciono con mi agresividad?

La agresividad es una reacción de supervivencia frente a un abuso. La agresividad es el disfraz de un gran dolor que busca ser reconocido, elaborado, y aceptado como parte del destino.
Algunas personas se paralizan o sienten miedo ante la agresividad de otros. A otras personas les sucede que la agresividad les desborda. En ambos casos es necesario trabajar para poder aprender a vincularnos con nuestra agresividad, a veces vivida en nuestra propia historia; y otras, podría ser heredada de nuestros ancestros. Por ejemplo, si existió agresividad entre mis padres, si uno de ellos no se atrevió a enfrentarla, si uno no se supo defender, etc. Estas cuestiones nos marcan desde pequeños y marcan nuestro estilo de relacionarnos con la agresividad.
Cuando reprimimos nuestra agresividad, cuando no sabemos gestionarla, es posible que aparezcan personas que se abusen de nosotros (emocionalmente o de otras formas). 
Estas personas están al servicio de nuestro aprendizaje, se presentan ante nosotros para que aprendamos a reconocer y reconectar, desde un nuevo lugar, con nuestra agresividad.
Cuando damos rienda suelta a nuestra agresividad y agredimos a otro/s, más tarde, nos vamos a terminar agrediéndonos a nosotros mismos, con sentimiento de culpa (inconsciente generalmente) generaremos depresión, algún fracaso, accidente, síntomas físicos, enfermedad, etc.
Ahora bien, ¿cómo puedo permitir que mi agresividad tenga el lugar que necesita en mí? La agresividad de nuestros ancestros ha permitido nuestra supervivencia, y por ello es necesario darle su lugar, agradecerle y honrarle. La agresividad es una reacción de supervivencia frente a un abuso. La agresividad es el disfraz de un gran dolor que busca ser reconocido, elaborado, y aceptado como parte del destino.
Ejercicio: Busco un lugar donde pueda estar tranquilo/a, centrado/a, y visualizo en frente a mi agresividad. En un lugar estoy yo y en frente mi agresividad (puedo representarla con un almohadón o un papel).
Durante un minuto me pongo en el lugar de la agresividad, espero a ver qué se siente, percibo mi cuerpo, me permito hacer los movimientos que sienta en mi cuerpo.
Vuelvo a ponerme en mi lugar, y si siento que es necesario, vuelvo a ponerme en el otro lugar más tiempo.
Luego, desde mi lugar, digo a la agresividad: “veo el dolor que está detrás de ti”; y me dejo llevar por el movimiento que vaya surgiendo.
Si he logrado abrazar mi agresividad, disfruto de la fuerza vital que surge de allí. Si aún no pude unirme a ella, dejo pasar unos días y retomo el ejercicio hasta poder tomarla como parte de mí. 

miércoles, 7 de mayo de 2014

Mirando con lupa la rabia

FUENTE: Revista independiente Hellinger, Junio 2006

La rabia

La rabia se manifiesta de diferentes maneras, útil o devastadora, fuerte o débil. Aquí presento algunos de estos aspectos bajo la lupa.

1. Alguien me ataca o me causa una injusticia y reacciono en función de ello con cólera y rabia. Esta rabia hace posible que me defienda con fuerzas o que me oponga. Me hace capaz de manejar la situación, es positiva y me fortalece. Esta rabia viene al caso y por esto tiene medida. Se disuelve en cuanto alcanza su meta.

2. Me pongo rabioso y enfadado cuando me doy cuenta que no he tomado lo que habría    podido o tenido que tomar, o que no he reclamado lo que habría podido o tenido que reclamar, o que no he rogado por lo que habría podido o tenido que rogar. En vez de hacer frente y buscar o tomar lo que me hace falta, me enfado y me pongo rabioso con las personas de las cuales no he tomado o reclamado o rogado cuando lo habría podido o tenido que hacer.
Esta rabia es un sustituto para la acción y la consecuencia de una dimisión. Ella  me paraliza, me hace sentir inapto y débil y perdura durante mucho tiempo.
Del mismo modo, esta rabia actúa como defensa contra el amor. En lugar de exteriorizar mi amor, me vuelco hacia los que quiero con rabia. Ella se origina en la niñez, cuando surge como consecuencia de un movimiento interrumpido. En situaciones similares posteriores, trae el recuerdo de lo anterior y de ello tira su fuerza.

3. Estoy enfadado con alguien porque le he hecho algo de daño y no lo quiero admitir. Con esta rabia me protejo de los efectos de la culpa. Los proyecto sobre el otro. Esta rabia también es un sustituto para la acción. Me paraliza y me debilita.

4. Alguien me da tanto y en cantidad tan grande que no se lo puedo devolver. Sólo me queda el peso de ello. Entonces me defiendo del donante y sus dones enfadándome con él. Este enfado se expresa en forma de reproches, por ejemplo de los niños hacia sus padres. 
Es el sustituto para el tomar y dar las gracias. Nos paraliza y nos deja vacíos. 
O tal vez se manifiesta como depresión. La depresión es la otra cara del reproche. Es también un sustituto para el tomar, el dar y el agradecer. Nos inmoviliza y nos vacía. Nos mantiene, después de una separación, en un duelo sin terminar, cuando aún nos sentimos  en deuda en el dar y tomar, frente a los muertos o a los que se han separado de nosotros. Puede también que nos sintamos, como en la 3ª forma de la rabia, presos de nuestra culpa y sus consecuencias.

5. Algunos sienten una rabia que pertenece a otros pero que hacen suya. 
Un ejemplo sería : cuando en un grupo un participante reprime su propia rabia, al cabo de un tiempo otro participante se siente fastidiado, a menudo el más débil, que a la base no tiene motivo para serlo. 
En familia, el elemento más débil es un niño. Cuando una madre está encrespada con el padre pero no lo deja entrever, casi siempre un niño se enoja con él.
El más débil no sólo se hace cargo de la rabia sino que a veces la rabia lo toma como blanco: cuando un subordinado siente ira hacia su superior sin poder exteriorizarla, la vuelca hacia otro más vulnerable. O cuando un hombre se pone rabioso con su mujer sin dejarlo aparecer, a menudo carga a su hijo con ello.
No sólo puede transferirse la rabia de un individuo para otro, como de padre a hijo, sino que también puede que el destinatario sea un representante para el verdadero destinatario, es decir que este papel es desplazado de una persona con fuerza a otra más frágil. Con lo cual, una hija que se hace cargo de la rabia de su madre hacia su padre, dirige esta rabia contra alguien que percibe como más vulnerable que su padre, por ejemplo su propio marido.
En grupos se nota que la rabia transferida no se dirige a los responsable como lo sería el jefe del grupo, sino que recae sobre el más débil que, de esta forma, asume el rol de bode expiatorio de los fuertes. En las transferencias de rabia, los actores se sitúan fuera de si mismos, siendo presuntuosos y sintiéndose en su derecho. Pero actúan desde una fuente de energía y de derecho que les es ajena y que no les permite ni el éxito ni la fuerza. Las víctimas de las transferencias se sienten por igual presuntuosas y en su derecho porque saben que sufren una injusticia. Ellas igualmente quedan sin fuerzas y sin éxito en su dolor.

6. Existe una cólera que es virtud y valentía. 
Es una fuerza de penetración atenta y recogida, al servicio de la miseria y de la necesidad que, con osadía y sabiduría se enfrenta a los poderosos y a los que ejercen mucho peso. Sin embargo esta cólera es sin emoción. Si lo requiere la situación, actúa provocando daño al otro, sin temor y sin maldad. Es pura energía agresiva. Es el fruto de una larga disciplina y práctica y surge no obstante sin esfuerzo. Se expresa incluso como capacidad para negociar estratégicamente.

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Cuando nos hacemos cargo de nuestra CULPA...

Es posible transformarla en una Fuerza Creativa al Servicio de la Vida

En nuestro camino por la vida, todos hacemos algún daño a otro/s... nuestro niño interior no puede darse cuenta de ello, porque no lo puede ver; pero el adulto, el "yo despierto" sí lo puede ver, y gracias a que lo ve puede cambiar y reparar el daño realizado.

Cuando maduramos, podemos ver estas cuestiones muy humanas y el hecho de hacernos cargo de ello no solo nos libera interiormente, sino que genera las condiciones necesarias para que esa energía de culpa que va contra la Vida (conductas inconcientes de autocastigo), se direccione hacia un servicio a ella.

Cada uno ha sido y es lo mejor que puede, y ha actuado de la mejor manera que pudo. No obstante, cuando hacemos concientes que en este actuar hicimos daño a otro/s, podemos visualizar a la persona, mirar a los ojos y expresar:

“Ahora me doy cuenta del daño que te he hecho...y ahora asumo las consecuencias”

De esta manera, cuando nos hacemos cargo, salimos del autocastigo que genera la culpa, y este sentimiento puede transformarse en una fuerza creativa, al servicio de la Vida.

Y sigo entregándome a la vida como es...


"Tenemos que superar la culpa y ante todo tenemos que crecer más allá de la expiación por la culpa"
Bert Hellinger

"¿Ves algo?" Lc 8,23

"Le puso otra vez las manos en los ojos; el hombre miró: estaba curado, y veía todo con claridad" Lc 8,25


Link relacionado para meditar:
http://despertarycrecer.blogspot.com.ar/2013/07/la-culpa-desaparece-cuando-la-asumimos.html

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