jueves, 18 de septiembre de 2014

Dejar de resistir el dolor


Manejando la Pérdidas
Texto del libro "El Camino de la Entrega", de David Hawkins, página 55-57

Debido a la naturaleza del apego, el primer estado que precede a la verdadera experiencia a la pérdida es el del miedo a la pérdida.
Esto generalmente es defendido de dos maneras:
-Una es la de aumentar la intensidad del apego al atender el cada vez mas persistente intento de fortalecer los lazos.  Este enfoque se basa en la fantasía de que "a mayores lazos, menor es la probabilidad de pérdida". Sin embargo, esta es la misma maniobra que muy a menudo precipita la pérdida en las relaciones personales, porque la otra persona trata de liberarse del apego posesivo y el fuerte control restrictivo que siente que le es colocado. Así, debido a que lo que mantenemos en la mente tiende a manifestarse, el miedo a una pérdida puede, paradójicamente, ser el mecanismo de provoca esa pérdida.

-La segunda forma en la que el miedo a la pérdida es manejado es por el mecanismo psicológico de la negación que es, en el lenguaje común, llamado "el juego del avestruz".
Esto lo vemos a nuestro alrededor todos los días en las diversas formas de negarse a enfrentar lo inevitable.
Todas las señales de alarma están ahí, pero la persona no las toma en cuenta.
Por lo tanto, el hombre que está obviamente en el proceso de perder su trabajo tiende a no darse cuenta. Los cónyuges de un matrimonio que se está yendo por el desagüe no toman ninguna acción correctiva.
La persona con una enfermedad grave hace caso omiso de todos los síntomas y evita la atención médica. Los políticos no pueden ver los problemas sociales, esperan que desaparezcan.
Países enteros están ajenos a la precariedad de su existencia (por ejemplo, los ataques del 11 de septiembre).
El conductor hace caso omiso de las señales de la ominosa advertencia de un motor en mal funcionamiento.
Todos hemos experimentado arrepentimiento al no prestar atención a las señales de advertencia de los problemas futuros.

Para manejar el miedo a la pérdida, hemos de ver cual es el propósito de la persona externa o para que sirve el objeto al cual estamos apegado, en nuestra vida.
¿Qué necesidad emocional se está cumpliendo? 
¿Qué emociones se plantearían si fuéramos a perder el objeto o la persona? 

La pérdida puede ser anticipada, y podemos manejar los diversos temores asociados a la sensación de pérdida al descomponer las complejas emociones que representan, y dejar ir las sensaciones individuales que las componen.
Digamos, por ejemplo, que tienes un perro como mascota al que has estado unido durante muchos años. Es obvio que el viejo Rover se está haciendo mayor.
Encuentras que no te gusta pensar en su avanzada edad, te sientes incómodo ante la perspectiva de su muerte y la sacas de tu mente. Cuando te sorprendes haciendo esto, te das cuenta de que estos sentimientos son señales de advertencia y de que no estás manejando la situación emocional.
Y así, te preguntas:
"¿A que propósito está sirviendo el perro en mi vida? ¿Cuál es su utilidad emocional para mí?" Amor, compañerismo, dedicación, diversión, y distracción. "perder el perro dejará estas necesidades emocionales personales insatisfechas?"
Al verlo así, un poco del miedo puede ser reconocido y abandonado. Una vez que dejas el miedo, no has de recurrir a la negación ni pretendes que Rover vaya a vivir para siempre.

Otra emoción asociada al sufrimiento y el duelo es la de la ira. La pérdida de aquello que es importante con frecuencia nos lleva a sentir rabia, que puede ser proyectada sobre el mundo, la sociedad, los individuos y, en última instancia, Dios, que es considerado el responsable de la naturaleza del universo. La ira deriva de la anterior negación a aceptar el hecho de que todas las relaciones y las posesiones en esta vida son transitorias. Incluso el cuerpo físico, que es nuestro mayor apego, a la
larga tiene que ser abandonado, como todo el mundo sabe.
Sentimos que lo que se ha convertido en importante o reconfortante para nosotros es un accesorio permanente. En consecuencia, cuando esa ilusión se ve amenazada, hay ira, resentimiento y auto compasión, sentimientos que pueden derivar en amargura crónica.

La "rabia impotente" se asocia con el deseo de cambiar la naturaleza del mundo y la imposibilidad de hacerlo. Al enfrentar este hecho de la existencia, una gran pérdida puede, por lo tanto, producir un cambio en nuestra posición filosófica.
Una gran pérdida nos puede despertar a la naturaleza de todos los apegos y todas las relaciones, o podemos volver a negar el hecho obvio de que todas las relaciones son transitorias y re-intensifican furiosamente los lazos existentes para compensar la pérdida.

Una parte del manejo de la negación de la inevitabilidad de la pérdida es ver los intentos de manipulación. En su fantasía, la mente trata de desarrollar tácticas para evitar la pérdida.
Esto puede tomar la forma de convertirse en "benefactor" o más trabajador, más honesto, más perseverante, o más leal.
En las personas religiosas, esto puede tomar la forma de tratar de manipular a Dios mediante
promesas y pactos.
En las relaciones, puede adoptar la forma de una conducta de sobre compensación.
El esposo se vuelve cada vez más obediente, cariñoso y atento, en un intento de evitar una ruptura.
El marido desatento de repente comienza a traer regalos y flores a casa en lugar de llegar a la raíz de la causa del problema.

Cuando la negación se interrumpe, las manipulaciones no han funcionado, y el temor ha pasado, entonces se llega a la depresión, un auténtico proceso de luto y sufrimiento, tiene lugar.
Todos estos estados emocionales pueden ser trabajados con mayor rapidez en el proceso de dejar ir, en el que la inevitabilidad de la emoción de sufrir es entregada a y reemplazada por la voluntad de dejar la resistencia y dejar que el proceso pase y se complete por sí mismo. 
Puede tomarse la decisión de dejar de resistir el dolor.
En lugar de la negación y la resistencia, sumergirse en él y superarlo. Tienes un "buen llanto" sobre el viejo Rover o la perdida de la relación.

Siempre una cantidad variable de culpa se asociada a la sensación de sufrimiento. Esta se basa en la fantasía de que la pérdida representa un castigo o que otra actitud o conducta habría impedido que esto sucediera. A menos que se renuncie a ella, la culpa puede ser luego reciclada y re abastecer la ira y la rabia.
La rabia no reconocida e irrenunciable se puede proyectar sobre los demás alrededor en la forma de culpabilizar. 
La culpabilidad proyectada sobre las otras relaciones puede, entonces, complicar la pérdida provocando una pérdida mayor.
Esto sucede con frecuencia entre los miembros de un matrimonio como consecuencia de la muerte de un hijo. Se ha informado que la tasa de divorcio entre los padres que han perdido a sus hijos es tan alta como el 90%. Debido a la proyección de la culpabilidad, una pérdida grave es luego sumada a otra pérdida grave, la del cónyuge. Un ejemplo de este tipo de reacción es el caso de una mujer de cuarenta años. Tuvo un matrimonio excelente durante veinte años con un marido atento, obediente. El hijo menor desarrolló leucemia. Cuando murió, entró en el sufrimiento y el duelo y, más importante aún, desarrolló una reacción de rabia. Que tomó la forma de odio. Odiaba a los médicos; odiaba el hospital; odiaba a Dios; odiaba a su marido y a los hijos existentes. Su rabia se hizo tan incontrolable que llegó a ser físicamente violenta y amenazadora. Varias veces tuvieron que llamar a la policía para controlar su conducta violenta. Al final su otros hijo se fueron de casa por miedo al caos, los abusos físicos y los amenazantes estados emocionales. Su marido no dejó piedra sin remover para tratar de ayudarla con la rabia, pero ella descargaba su ira también sobre él, atacándole violentamente en varias ocasiones.
Al final, desesperado y desesperanzado, fue echado de la casa. La situación caótica en última instancia terminó en un divorcio en el que la mujer perdió su casa. Fue casi cinco años antes de que la rabia disminuyera, momento en el cual la mujer había destruido toda su vida y ahora tenía que empezar de nuevo desde cero a reconstruir una nueva vida.

Cuando todas las emociones negativas se han trabajado, entregado y dejado, el alivio finalmente se produce, y el anterior sufrimiento se sustituye por la aceptación.
La aceptación es diferente a la resignación. En la resignación todavía hay residuos de la anterior emoción dejada. Existe la reticencia y un retraso al verdadero reconocimiento de los hechos. La renuncia dice: "No me gusta, pero tengo que aguantar".
Con la aceptación, la resistencia a la verdadera naturaleza de los hechos ha sido renunciada; por lo que uno de los signos de la aceptación es la serenidad.
Con la aceptación, la lucha ha terminado y la vida comienza de nuevo. 
Las energías que ataban a las anteriores emociones negativa ahora están liberadas, por lo que los aspectos saludables de la personalidad ahora son reactivados. Los aspectos creativos de la mente desarrollan oportunidades para nuevas situaciones de vida y opciones adicionales para el crecimiento y la experiencia, acompañada de una nueva sensación de vitalidad.

Una enseñanza muy conocida y ampliamente practicada es la Oración de la Serenidad:

Dios, Concédeme la
Serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, el
Valor para cambiar aquellas que puedo, y la
Sabiduría para reconocer la diferencia.

El no trabajar alguna de las diversas emociones asociadas al duelo y la pérdida puede derivar en estancamiento crónico en cualquiera de sus componentes.
Por lo tanto, puede derivar en una depresión prolongada, y estados prolongados de negación en los que la muerte de la persona es auténticamente negada. La culpabilidad crónica o la negativa a trabajar las emociones asociadas a la pérdida pueden derivar en un retardo a la reacción de dolor y la enfermedad física.
La energía reprimida de las emociones irrenunciables resurge a través del sistema endocrino y nervioso del cuerpo como un desequilibrio energético, lo que dificulta el flujo de la energía vital a través de los meridianos de la acupuntura del cuerpo. 
Esto da lugar a cambios patológicos en varios órganos. Es un hecho bien conocido que la tasa de mortalidad en el duelo es mucho mayor que la de la población general, especialmente en el primer o segundo
año siguiente a la muerte del cónyuge.

Uno de los orígenes de la culpa relacionada con el sufrimiento es la ira hacia la persona amada al partir. Esta es a menudo reprimida porque le parece irracional a la mente consciente. Las virtudes de los difuntos queridos se han mejorado y exagerado en la fantasía, y esta discrepancia complica la culpa.
¿Cómo podríamos estar enfadados con una persona tan maravillosa?
Existe la culpa a estar enfadado con Dios, el autor del universo, por haber permitido que el trágico suceso tuviera lugar.

«A los pies de Jesús, comenzó a llorar» 
Lc 7, 38


Ejercicio Personal:
-Liberarse de apegos   (haz clic en el titulo para acceder al link)




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miércoles, 17 de septiembre de 2014

Prevenir el sufrimiento excesivo


Texto del libro "El Camino de la Entrega", de DAVID R HAWKINS, página 58-59

El duelo severo, la pérdida, y las reacciones patológicas que pudieran derivarse pueden ser prevenidas mediante el reconocimiento temprano, y por la entrega preventiva de los sentimientos asociados cuando todavía son leves y pueden ser manejados sin sufrimiento excesivo.
Como hemos visto, la base de todo duelo y pérdida es el apego, además de la negación de la naturaleza transitoria de todas las relaciones.
Podemos empezar por observar nuestras vidas, identificar las áreas de apego, y preguntarnos: "¿Qué necesidades interiores están satisfaciendo? ¿Qué sentimiento vendría si fuera a perderlo? ¿Cómo puede mi vida emocional interior ser equilibra a fin de disminuir la extensión, el grado y el número de apegos de los objetos externos y las personas?

"Cuanto mayor sea nuestro apego a lo que está fuera de nosotros mismos, mayor es el nivel general de miedo y vulnerabilidad a la pérdida. Podemos preguntarnos por qué nos sentimos tan incompletos. "¿Por qué estoy tan vacío dentro de mí que tengo que buscar soluciones en forma de apegos y dependencias de los demás?"

Podemos empezar a observar nuestras propias áreas interiores de inmadurez. En concreto, necesitamos examinar: "¿Dónde estoy buscando obtener amor en lugar de darlo?"
Cuanto más cariñosos somos, menos vulnerables al sufrimiento y a la pérdida, y menos necesitamos buscar los apegos.
Cuando hayamos reconocido y dejado todos los sentimientos negativos, y nos hayamos graduado de la pequeñez al reconocimiento de nuestra grandeza, de manera que nuestra alegría interior provenga del placer de dar y amar, seremos entonces realmente invulnerable a la pérdida.
Cuando el origen de la felicidad sea encontrado dentro, somos inmunes a las pérdidas del mundo.

Cuando observamos nuestra vida, podemos ver todos los apegos y escapadas en las que hemos caído. Cada una de ellas representa una fuente potencial futura de dolor y sufrimiento. Las áreas realmente importantes deberían ser examinadas de cerca. Tomemos, por ejemplo, el fracaso para hacer frente a estas cuestiones en el comúnmente observado síndrome, llamado de retirada. Tradicionalmente, este puede ocurrir en las mujeres cuando la tarea de criar a los niños llega a su fin con su madurez y se van de la casa ("síndrome del nido vacío"), y en el hombre cuando llega a la edad de jubilación o pierde su trabajo, o bien cuando a través de alguna discapacidad física no pueda continuar con su trabajo anterior. La reacción que se produce normalmente en la mediana edad se debe a los muchos años de negación pre-existente.

A menudo hay una falta de enfrentarse a lo inevitable y hacer planes para otras actividades de la vida que
gratifican las mismas necesidades internas que, en estos casos, son los sentimientos de autoestima, importancia, el deseo de sentirse necesario e importante, y la necesidad de contribuir y ser productivo.
La anticipación de lo inevitable y el prepararse para ello ahora traerá relativamente menor incomodidad en comparación con el sufrimiento traumático y la pérdida en una fecha posterior.

Podemos ver nuestras relaciones amorosas más importantes y honestamente examinarlas. ¿Hasta qué punto sirvieron a nuestras necesidades interiores egoístas? ¿Hasta qué punto estamos realmente utilizando a
la otra persona para explotarla en nuestro propio beneficio? ¿Hasta qué punto están simplemente sirviendo a nuestra la felicidad?
Para averiguarlo, todo lo que tenemos que hacer es preguntarnos: "Si fueran a ser más felices dejándome, ¿cómo me sentiría al respecto?" Esto revela el grado en el que estamos tratando de restringir y controlar a la otra persona, que es apego y no amor.

Hace más de dos mil años, Buda hizo la observación de que la base de todo sufrimiento humano se debía al deseo y al apego, y la historia humana sólo ha probado la verdad de su enseñanza. ¿Cuál es la solución a ese dilema?
Como podemos ver, es sólo un pequeño aspecto de nosotros mismos el que se convierte en apego. El pequeño yo adquiere un conjunto asustadizo e inadecuado de programas que, sin saberlo permite que se ejecuten. El propósito de dejar ir es desactivar estos programas a fin de que ya no se ejecuten en nosotros; y entonces, somos libres para expandir la mayor consciencia de nuestro Ser Superior.

Esa parte de nosotros a la que nos referimos como nuestro "Yo superior" ama en lugar de buscar el amor. En consecuencia, se llega a la consciencia de que estamos en todo momento rodeados por el amor, que es ilimitado. El amor es automáticamente atraído por la persona que ama.
Al dejar ir constantemente nuestros sentimientos negativos, de este modo, nos curamos del dolor presente y prevenimos profilácticamente la aparición del dolor en el futuro. El miedo es reemplazado por la confianza y con ella viene una profunda sensación de bienestar.

La inmunidad al sufrimiento de la pérdida se produce cuando reemplazamos la dependencia del pequeño yo (la personalidad) por la dependencia del Ser (la Divinidad en nosotros).
Busquemos la seguridad en el Ser, que es eterno, en lugar de en el pequeño yo, que es transitorio.

Ejercicio Personal:
-Liberarse de apegos   (haz clic en el titulo para acceder al link)




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sábado, 6 de septiembre de 2014

Elijo mirar de otra manera


Texto del libro "El Camino de la Entrega", de DAVID R HAWKINS, página 48.

Un efecto sorprendente de la voluntad de dejar nuestra negatividad interior es el descubrimiento de que el polo opuesto de los sentimientos negativos existe. 
Hay una realidad interior que podemos llamar nuestra "grandeza interior" o "Ser Superior". 
Tiene mucho más poder que la negatividad interior.

A cambio de dejar ir las recompensas que estábamos recibiendo de la posición negativa, ahora estamos
sorprendidos por las recompensas positivas que se derivan del poder de nuestros sentimientos positivos.
Por ejemplo, cuando dejamos de culpar, experimentamos el perdón.

Nuestro Ser Superior, que podríamos decir está compuesto de nuestros sentimientos más elevados, tiene capacidades casi ilimitadas. Puede crear oportunidades de empleo. Puede crear situaciones para la sanación de las relaciones. Tiene el poder de crear oportunidades para relaciones cariñosas, oportunidades financieras, y la curación física.

A medida que dejamos de darle autoridad y energía a todos los programas negativos que se derivan de nuestro propio pensamiento, dejamos de regalar nuestro poder a los demás y empezamos a recuperarlo de nuevo. Esto se traduce en un aumento de la autoestima, el retorno de la creatividad, y la apertura de una visión positiva del futuro que sustituye al temor.

Podemos experimentar con alguien con quien tengamos una relación pobre debido a aferrarnos a los resentimientos.
Podemos sentarnos y decirnos a nosotros mismos que esto sólo será un experimento.
El propósito de esto, nos decimos, es estrictamente aprender; es decir, queremos familiarizarnos con las leyes de la conciencia y observar los fenómenos que se producen.

Reconocemos las recompensas que hemos estado recibiendo de nuestros sentimientos negativos.
Entregamos cada una de ellas y, al mismo tiempo, dejamos de resistirnos a aquello en nosotros que estaría dispuesto a sanar la relación. En este punto, no es necesario tener ningún contacto personal con la otra persona. Estamos haciendo este experimento por nuestro propio bien y no por ellos.

Al buscar en nosotros mismos, nos preguntamos, "¿Qué  está encubriendo la ira?"
En el fondo de esa ira, probablemente encontremos miedo. Y junto al miedo, encontraremos también celos. Encontramos la competitividad y todos los otros pequeños componentes del complejo sentimiento que han bloqueado la relación.

Al simultáneamente dejar ir lo negativo y dejar de resistir lo positivo se produce un cambio de energías internas, acompañado de un cambio sutil en nuestra autoestima.

Dejar ir nuestra resistencia a estar dispuestos a que algo positivo suceda en la relación es todo lo que se necesita. A continuación, podemos simplemente sentarnos y ver que lo ocurre. En este experimento, no estamos interesados en si la otra persona "lo consigue."

Sólo estamos interesados en lo que nosotros consigamos.
Sólo estamos interesados en mover nuestra propia posición en el asunto y, luego, simplemente observamos lo que sucede.
Por lo general sobreviene una experiencia muy gratificante, que tendrá diferentes formas dependiendo de las circunstancias.

Te comparto el libro “Elijo la Paz”, disponible completa y gratuitamente en formato PDF en el sig. link:

viernes, 5 de septiembre de 2014

Des-Ocultando lo que hay debajo de "Culpar" a otro/s

Al culpar a otro/s nos volvemos víctimas inocentes, 
y así, conseguimos la simpatía de muchos; 
pero perdemos libertad, auto estima, y el poder de transformar.
Culpar nos debilita y nos mantiene limitados y pequeños.


Texto del libro "El Camino de la Entrega", de DAVID R HAWKINS, página 45 a 47.

Culpar
Uno de los mayores bloqueos a superar para salir de la depresión y la apatía es el de culpar.
El culpar es todo un tema en sí mismo. Observarlo es gratificante. Para empezar, hay una gran recompensa al culpar. Conseguimos ser inocentes; podemos disfrutar de la auto compasión; conseguimos ser mártires y víctimas, y conseguimos ser los destinatarios de las simpatía.

Tal vez la mayor recompensa al culpar es que conseguimos ser la víctima inocente y la otra parte el malo. Vemos este juego en los medios de comunicación constantemente, en interminables representaciones dramatizadas de culpabilidad en una multitud de controversias, insultos, persecución a personajes, y demandas.

Además de la recompensa emocional, el culpar tiene considerables beneficios económicos, por tanto, es un plan tentador el de ser la víctima inocente, ya que a menudo es recompensado económicamente.
Hubo un famoso ejemplo de esto en la ciudad de Nueva York hace muchos años. Tuvo lugar un accidente en el transporte público. Las personas salieron por la puerta delantera del vehículo, y luego se reunieron en un pequeño grupo, recopilando sus nombres y direcciones para el futuro beneficio económico. Los
espectadores rápidamente entendieron la situación y secretamente se subieron a la parte trasera del vehículo, de manera que podrían salir por la parte delantera como heridos, "víctimas inocentes". No habían estado en el accidente, ¡pero iban a recoger el premio!

Culpar es la mayor excusa del mundo. Nos permite seguir siendo limitados y pequeños sin sentirnos culpables. Pero tiene un coste -la pérdida de nuestra libertad. 
Además, el papel de víctima trae consigo una auto-percepción de debilidad, vulnerabilidad, e indefensión, que son los componentes principales de la apatía y la depresión.

El primer paso para dejar de culpar es ver que estamos eligiendo culpar.

Otras personas han tenido similares circunstancias y han perdonado, olvidado, y manejado la misma situación de una manera totalmente diferente. Hemos visto anteriormente el caso de Viktor Frankl, que eligió perdonar a los guardias de la prisión Nazi y vio un don oculto en su experiencia en los campos de concentración.
Debido a que otros, como Frankl, eligieron no culpar, esa opción también está abierta para nosotros.

Hemos de ser honestos y darnos cuenta de que estamos culpando porque elegimos culpar. Esta es la verdad, no importa cuán justificada puedan parecer las circunstancias.
No es una cuestión de buenos o malos; es simplemente una cuestión de tomar la responsabilidad de nuestra propia conciencia.

Es una situación totalmente diferente ver que elegimos culpar en lugar de pensar que tenemos que culpar.
En esta circunstancia, la mente a menudo piensa: "Bueno, si las otras personas o acontecimientos no tienen la culpa, entonces debo ser yo".
Culpar a los demás o a nosotros mismos simplemente es innecesario.
La atracción por culpar surge en la primera infancia como un hecho cotidiano en el aula, el patio de recreo, y en casa de los hermanos. Culpar es el tema central en los interminables procesos judiciales y demandas que caracterizan a nuestra sociedad.

En verdad, culpar es sólo otro de los programas negativos que hemos permitido que nuestra mente adquiera porque nunca nos hemos parado a cuestionarlo.
¿Por qué debe algo ser siempre "fallo" de alguien? ¿Por qué debe ser introducido todo el concepto de "malo" en la situación en el primer lugar? ¿Por qué debe uno de nosotros estar equivocado, ser malo o culpable? Lo que parecía una buena idea en ese momento pudo no haber salido bien. Eso es todo. Los acontecimientos desafortunados pudieron solo haber sucedido.

Para superar el tener que culpar, es necesario ver la secreta satisfacción y placer que obtenemos de la auto compasión, el resentimiento, la ira, y las excusas que nos damos a nosotros mismos, y empezar a entregar todas estas pequeñas recompensas.
El propósito de este paso es pasar de ser una víctima de nuestros sentimientos a elegir tenerlos. 
Si nos limitamos a reconocerlos y observarlos, entonces comenzaremos a desarmarlos, y a entregar las partes que lo componen, entonces estamos conscientemente ejerciendo la elección.
De esta manera, hacemos un movimiento importante para salir de la ciénaga de la impotencia.

Es de ayuda para superar la resistencia y asumir la responsabilidad de nuestros programas y sentimientos negativos el ver que provienen de un pequeño aspecto de nosotros mismos.
Es la naturaleza de la parte más pequeña de nosotros mismos la que piensa negativamente, por lo que hay una inconsciente tendencia a estar de acuerdo fácilmente con su limitado punto de vista.
Pero esa no es la totalidad de nuestro ser; fuera y más allá del pequeño ser está nuestro mayor Ser.
Podemos no ser conscientes de nuestra grandeza interior. Podemos no estar experimentándola, pero está ahí. Si nos desprendemos de nuestra resistencia a ella, podremos empezar a experimentarla.

La depresión y la apatía, por tanto, resultan de la voluntad de aferrarse al pequeño ser y a su sistema de creencias, además de a la resistencia a la nuestro Ser Superior, que se compone de todos los opuestos de los sentimientos negativos.

La naturaleza del universo es que todo en él esté representado por su igual y su opuesto. Así, el electrón igual y opuesto es el positrón. Cada fuerza tiene una igual y opuesta contra-fuerza. El Yin es compensado por el Yang. Existe el miedo pero también el coraje. Existe el odio pero su opuesto es eI amor. Existe la timidez pero también la valentía. Existe la tacañería pero también la generosidad.
En la psique humana, cada sentimiento tiene su opuesto. La manera de salir de la negatividad es, por tanto, la voluntad de reconocer y dejar de lado los sentimientos negativos y, al mismo tiempo, la voluntad de dejar de resistirse a su opuesto positivo. La depresión y apatía son el resultado de estar en el efecto de la polaridad negativa.

¿Cómo se hace esto en la vida cotidiana? Veamos de nuevo el ejemplo del cumpleaños de alguien que se está acercando rápidamente. Debido a las cosas que han sucedido en el pasado, tenemos resentimientos y no nos sentimos dispuestos a hacer nada para el cumpleaños. De alguna manera, parece imposible siquiera salir y comprar un regalo de cumpleaños. Nos molesta tener que gastar dinero. La mente evoca todo tipo de justificaciones: "No tengo tiempo para ir de compras", "No puedo olvidar lo que significó que ella se fuera", "Ella debería pedirme disculpas a mí primero".

En este caso, dos cosas están operando: aferrarse a lo negativo y la pequeñez en nosotros mismos, y resistir lo positivo y la grandeza en nosotros mismos. La manera de salir de la apatía es ver, en primer lugar, que "no puedo" es un "no quiero".
Al analizar los "no quiero", vemos que están ahí debido a los sentimientos negativos y, a medida que surgen, pueden ser reconocidos y apartados.
También es evidente que nos estamos resistiendo a los sentimientos positivos.
Estos sentimientos de amor, generosidad, y perdón pueden ser observados uno por uno.

Podemos sentarnos e imaginar la cualidad de la generosidad y dejar de resistirnos a ella. ¿Hay algo generoso dentro de nosotros mismos? En este caso, podemos no estar dispuestos a aplicarlo a la persona del cumpleaños en un principio. Lo que podemos empezar a ver es la existencia de la cualidad generosidad
en nuestra conciencia. Empezamos a ver que, a medida que dejamos de resistir el sentimiento de generosidad, hay generosidad. Lo que hacemos, de hecho, es disfrutar dando a los demás en determinadas circunstancias. Empezamos a recordar la inundación positiva del sentimiento que nos sobreviene cuando expresamos gratitud y reconocemos los regalos que otros nos han dado. Vemos que realmente
hemos estado reprimiendo el deseo de perdonar y, a medida que hemos dejado la resistencia a ser indulgente, emerge la voluntad de dejar la queja. En tanto que hacemos esto, dejamos de identificarnos con nuestro pequeño ser y nos volvemos conscientemente conscientes de que hay algo en nosotros que es mayor. Está siempre ahí, pero oculto a la vista.

Este proceso es aplicable en todas las situaciones negativas. Nos permite cambiar el contexto en que percibimos nuestra situación actual. Nos permite darle un significado nuevo y diferente. Nos eleva por encima de ser la víctima impotente al seleccionador consciente. En el ejemplo dado, eso no quiere decir que tengamos que salir corriendo a comprar un regalo de cumpleaños. Sino que quiere decir que somos conscientes ahora de que estamos en nuestra posición actual de elección.
Tenemos libertad total, con una mayor libertad de acción y elección. Este es un estado muy superior de conciencia al de la víctima indefensa que está atrapada por un resentimiento pasado.

Una de las leyes de la conciencia es: Sólo estamos sujetos a un pensamiento negativo o creencia si conscientemente decimos que nos aplica. Somos libres de elegir no adquirir un sistema de creencias negativo.

Link relacionado:
http://despertarycrecer.blogspot.com.ar/2012/12/todo-tiene-su-polaridad.html

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jueves, 4 de septiembre de 2014

Ejercicio: Dejar ir los sentimientos negativos

Texto del libro "El Camino de la Entrega", de DAVID R HAWKINS, página 39

El corolario al dejar ir los sentimientos negativos es dejar de resistir los positivos. 

Todo en el universo tiene su opuesto; por lo tanto, en la mente, cada sentimiento negativo tiene su contrapartida entre la pequeñez y la grandeza, seamos constantemente conscientes de su existencia en un momento dado o no.

Un buen ejercicio y muy esclarecedor es sentarse y observar la sensación directamente opuesta a la negativa que estamos viviendo y empezar a dejar de resistirnos a ella. 
Digamos, por ejemplo, que el cumpleaños de un amigo se acerca y nos sentimos resentidos y mezquinos; por lo tanto, nos parece que no deberíamos salir a comprar un regalo, y el día se acerca. 
Los sentimientos exactamente opuestos son los del perdón y generosidad. 
Solo empezamos a buscar los sentimientos de perdón en nosotros mismos y dejamos de resistirlos. 

Al mantenernos en el dejar ir de nuestra resistencia a perdonar a la persona, a menudo 
es sorprendente que vienen en oleadas. 
Empezaremos a reconocer que parte de nuestra naturaleza siempre ha tenido la voluntad de perdonar y quiere hacerlo, pero no nos atrevimos a correr el riesgo. 
Pensamos que parecería una tontería. 
Pensamos que estábamos castigando a la otra persona manteniendo el  resentimiento, pero en realidad hemos estado suprimiendo el amor. 
En un principio, podemos no sentir esto consciente y específicamente en relación a nuestro amigo, pero empezaremos a notar que tenemos este aspecto en nuestra personalidad. 

medida que seguimos entregando nuestra resistencia a amar, nos daremos cuenta 
de que dentro de nosotros hay algo que quiere expresarse a través del compartir y el
dar, dejando ir el pasado y enterrando el hacha de guerra. 
Hay un deseo de hacer un gesto amistoso; queremos curar la separación, reparar la herida, corregir el error, expresar gratitud, y tener una oportunidad para hacer lo que pensaste que era una tontería.

El propósito de este ejercicio es encontrar en nosotros lo que sólo puede describirse como la grandeza. 
La grandeza es el coraje para superar los obstáculos. 
Es la voluntad de pasar al nivel más elevado del amor. 
Es la aceptación de la humanidad de los demás y tener compasión por su sufrimiento al ponernos nosotros mismos sus zapatos. 
Del perdonar a los demás proviene nuestro perdón y alivio de la culpa. 
La verdadera recompensa que obtenemos es la de desprendemos de nuestra negatividad y elegir ser cariñosos; somos los únicos que se benefician. 
Somos los únicos que ganamos la verdadera recompensa.

Con este incremento de la consciencia de quiénes realmente somos viene la progresiva invulnerabilidad al dolor. 
Una vez que compasivamente aceptamos nuestra humanidad y la de los demás, ya no estamos sujetos a la humillación, la verdadera humildad es parte de la grandeza.
Del reconocimiento de quiénes somos en realidad proviene el deseo de buscar lo que es edificante. De él surge un nuevo significado y contexto de la vida. 

Cuando ese vacío interior, debido a la falta de autoestima, es reemplazado por el verdadero amor propio, autoestima y respeto, ya no tenemos que buscarla en el mundo, porque la fuente de la felicidad está en nosotros mismos. 
Y caemos en la cuenta de que no puede ser suministrada de ningún modo por el mundo. Ninguna riqueza puede compensar una sensación de pobreza interior. 
Todos sabemos de muchos multimillonarios que tratan de compensar su sensación interior de vacío y falta de valor interior. 

Una vez que hemos contactado con este Ser interior, esta grandeza interior, esta plenitud interior, alegría y verdadera sensación de felicidad, hemos trascendido el mundo. 
El mundo es ahora un lugar para disfrutar, y ya no estamos tomando partido por el. 
Ya no estamos en su efecto.

Al utilizar estas técnicas de renunciar a lo negativo y entregar la resistencia de lo positivo, más pronto o más tarde nos encontramos en una repentina y completa consciencia de nuestra verdadera dimensión. 
Una vez que esto se ha experimentado, nunca será olvidado. 
El mundo nunca nos intimidará de nuevo como una vez lo hizo. Es posible que continuemos acatando las formas del mundo por puro hábito, pero el instinto interior, la vulnerabilidad interior, y la duda interior se han ido ahora. 
Externamente, el comportamiento puede parecer el mismo, pero, internamente, las causas para ello son ahora totalmente diferentes. 

El resultado final de manejar conscientemente las emociones es la invulnerabilidad y la 
imperturbabilidad. 
Nuestra naturaleza interior está ahora a prueba de balas. 
Somos capaces de ir por la vida con equilibrio y gracia.



Una técnica efectiva para SOLTAR EMOCIONES es la de "la carta", que encuentras en el sig. link:

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https://www.morebooks.de/store/es/book/vivir-desde-el-coraz%C3%B3n/isbn/978-3-639-52180-1


Libro Dejar Ir: el camino de la entrega, de David Hawkins:
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martes, 2 de septiembre de 2014

¿Cuál es el sentimiento básico que he estado ignorando?


Texto del libro "El Camino de la Entrega", de DAVID R HAWKINS, página 33.

Un hombre que extravió su pasaporte poco antes de ir a un país extranjero.
A medida que la fecha de salida prevista se acercaba más y más, su pánico interior se acumulaba.
Su mente se aceleró rápidamente, tratando de pensar donde podría haberse perdido el pasaporte.
Lo buscó arriba y abajo. Intentó varios trucos mentales en vano. Se reprendía a si mismo : "¿Como pude haber sido tan estúpido de perder el pasaporte? ¡Ahora no hay tiempo para conseguir otro?"
A medida que el fatídico día se acercaba, se enfrentó a un dilema real: sin pasaporte, no hay viaje.
Perder el viaje tendría un montón de consecuencias negativas ya que era tanto de negocios como de placer, y hubiera creado una situación difícil.

Por último, se acordó de hacer la técnica del dejar ir. Se sentó y se preguntó a si mismo:
"¿Cuál es el sentimiento básico que he estado ignorando?" 
Para su sorpresa, el sentimiento básico que le vino fue el sufrimiento.
El sufrimiento se asoció a no querer separarse de alguien a quien quería mucho.
También había un miedo asociado a la pérdida de la relación, o al menos al debilitamiento de la misma debido a su ausencia.

Al soltar el dolor y el miedo asociado, de repente se sintió en paz con el asunto.
También llegó a la conclusión de que si la relación no podía manejar una ausencia de dos semanas no valía mucho la pena de todos modos; así que, no había realmente nada que arriesgar.
Tan pronto como se sintió en paz, al instante recordó dónde estaba el pasaporte.
De hecho, estaba en un lugar tan sencillo y obvio que sólo el bloqueo inconsciente podía explicar por qué no lo había recordado. Huelga decir que todos los miles de pensamientos acerca de la pérdida del pasaporte, el viaje fallido y las posibles consecuencias al instante desaparecieron. Su estado emocional se convirtió en uno de gratitud y felicidad en vez de la frustración.

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Todo emite energía...

Texto del libro "El Camino de la Entrega", de DAVID R HAWKINS, página 29 a 31.

Todo emite energía, ya sea positiva o negativa. Intuitivamente, sabemos la diferencia entre una persona positiva (agradable, genuina, considerada) y otra negativo (avariciosa, mentirosa, rencorosa).

La energía de la Madre Teresa era obviamente diferente de la energía de Adolf Hitler; la energía de la mayoría de la gente está en algún lugar de entre estas dos. La Música, los lugares, los libros, los animales, las intenciones, y toda la vida emite una energía que puede ser "calibrada"  en cuanto a su esencia y su grado de verdad.

"Lo semejante atrae a lo semejante".

Las diferentes energías forman  constelaciones de "patrones atractores" o "niveles de conciencia".
El Mapa de la Conciencia (ver Apéndice A) proporciona una visión lineal, logarítmica de este terreno energético no-lineal. Cada nivel de conciencia (o patrón atractor) es calibrado en una escala logarítmica de poder energético, que van del 1 al 1.000. El nivel de Completa Iluminación (1.000), en la parte superior del Mapa, representa el nivel más alto posible en el reino humano, es la energía de Jesucristo, Buda, y Krishna. El nivel de la Vergüenza (20) se encuentra en la parte inferior, cercana a la muerte, representando la mera supervivencia.

El nivel del Coraje (200) es el punto crítico que marca el cambio de la energía negativa a la positiva. Es la energía de la integridad, el ser veraz, el  empoderamiento, y el tener la capacidad de hacer frente a las cosas. Los niveles de conciencia por debajo del Coraje son destructivos, mientras que los niveles superiores apoyan la vida. Una simple prueba muscular revela la diferencia: los estímulos negativos (por debajo de 200) instantáneamente debilitan el músculo, y los estímulos positivos (por encima de 200) instantáneamente fortalecen el músculo.

La verdad "poder" fortalece; La “fuerza". Debilita. Por encima del nivel del Coraje, la gente nos busca porque les damos energía ("poder") y tenemos buena voluntad hacia ellos.
Por debajo del nivel del Coraje, las personas nos evitan porque les robamos energía ("fuerza") y queremos usarlos para nuestras propias necesidades materiales o emocionales.

Aquí, esbozamos la escala básica, partiendo de las energías más elevadas y bajando hacia las inferior:

Paz (600): Esto se experimenta como perfección, felicidad, fluidez, y unidad. Es un estado de no-dualidad más allá de la separación y más allá del intelecto, en tanto que "paz que sobrepasa todo entendimiento". Se describe como Iluminación y Entendimiento. Es rara en el reino humano.

Alegría (540): El amor que es incondicional e inmutable, a pesar de las circunstancias y las acciones de los demás. El mundo se ilumina con una exquisita belleza, que es vista en todas las cosas. La perfección de la creación es evidente por si misma. Hay una cercanía a la unidad y al descubrimiento del Ser; compasión
por todo; enorme paciencia; sentimiento de unidad con los demás y preocupación por su felicidad. Una sensación de auto-realización y auto-suficiencia prevalece.

Amor (500): Una forma de ser que perdona, nutre y apoya. Que no procede de la mente, sino que emana del corazón. El Amor se centra en la esencia de una situación, no en los detalles. Trata las generalidades, y no de las particularidades. A medida que la percepción es reemplazada por la visión, no toma posición y ve el valor intrínseco y la amabilidad de todo lo que existe.

Razón (400): Este aspecto distingue a los humanos del mundo animal. Existe la posibilidad de ver las cosas en abstracto, de conceptualizar, de ser objetivos, y tomar decisiones rápidas y correctas. Su utilidad es enorme para la resolución de problemas. La ciencia, la filosofía, la medicina, y la lógica son expresiones de este nivel.

Aceptación (350): Esta energía es fácil de llevar, relajada y armoniosa, flexible, incluyente, y libre de resistencias internas. "La vida va bien”. Tu y yo estamos bien.
Me siento conectado". Cumples con la vida en los términos de la vida. No hay necesidad de culpar a otros o culpar a la vida.

Voluntad (310): Esta energía sirve a la supervivencia en virtud de una actitud positiva que da la bienvenida a todas las expresiones de la vida. Es amable, servicial, quiere ayudar, y trata de estar al servicio.

Neutralidad (250): Se trata de una forma de vida que es cómoda, práctica y está relativamente libre de emotividad "Se está bien de cualquier manera." Está libre de posiciones rígidas, es no critica, y no competitiva.

Coraje (200): Esta energía, dice, "puedo hacerlo". Está determinada, entusiasmada con la vida, la productividad, la independencia, y el auto-empoderamiento. La acción efectiva es posible.

Orgullo (175): "Mi manera es la mejor manera", dice este nivel. Su enfoque es el logro, el deseo de reconocimiento, lo especial, y el perfeccionismo. Se siente "mejor que…” y superior, a los demás.

Ira (150): Esta energía se sobrepone al origen del miedo con la fuerza, las amenazas y el ataque. Es irritable, explosiva, amarga, volátil, y resentida. Le gusta "vengarse", como un "Ya te enseñaré".

Deseo (125): Siempre se busca la ganancia, la adquisición, el placer, y el "obtener" algo que está fuera de uno mismo. Es insaciable, nunca está satisfecha, y anhela.
"He de tenerlo". "¡Dame lo que quiero, y dámelo ahora!"

Miedo (100): Esta energía ve "peligros", que están en todas partes. "Es evasiva, defensiva, está preocupada por la seguridad, es posesiva, celosa de los demás, inquieta, ansiosa y vigilante.

Sufrimiento (75): Hay impotencia, desesperación, pérdida, pesar, y sentimiento de, "Si yo tuviera..." Separación. Depresión. Tristeza. Ser un "perdedor". Tristeza, como un "No puedo seguir."

Apatía (50): Esta energía se caracteriza por la desesperanza, el hacerse el muerto, estar en "fuga" de los demás, estar inmovilizado, y los sentimientos: "No puedo" y "¿A quién le importa?" La pobreza es común.

Culpa (30): En este campo de energía, uno quiere castigar y ser castigado. Esto conduce al auto-rechazo, el masoquismo, el remordimiento, el "sentirse mal", y el auto-sabotaje. "Todo es error mío". La propensión a los accidentes, la conducta suicida, y la proyección del auto-odio sobre los demás que son "malos" es común.Es la base de muchas enfermedades psicosomáticas.

Vergüenza (20): Se caracteriza por la humillación, como "enrojecer de vergüenza." Tradicionalmente se la ha acompañado con el destierro. Es destructiva para la salud y lleva a la crueldad con uno mismo y los demás.

En general, podemos decir que el extremo inferior de la escala se asocia a frecuencias de vibración menores: menor energía, menor poder, peores circunstancias en la vida, relaciones más pobres, menor abundancia, menor amor, y peor salud física y emocional.
Debido a la menor energía, tales personas necesitan consumirnos a todos los niveles. Tienden a ser evitados y encontrarse rodeados de gente en el mismo nivel (por ejemplo, en la cárcel).

Al dejar los sentimientos negativos, hay un ascenso progresivo en la escala  hacia el Coraje y luego más allá, incrementando la eficacia, el éxito y la mayor abundancia con menor esfuerzo.
Tendemos a buscar a esas personas. Decimos que están "elevados". Emiten la energía de la vida a todos los seres vivos a su alrededor. Atraen a los animales. Tienen tacto e influencian positivamente la vida de todos con quienes entran en contacto.
En el nivel del Coraje, los sentimientos negativos no han desaparecido totalmente, pero ahora tenemos suficiente energía para manejarlos porque nos hemos vuelto a apoderar de nuestro poder y auto-suficiencia.

La forma más rápida de desplazarse del fondo hacia la parte superior es diciendo la verdad a nosotros mismos y a los demás.

Los niveles de energía también están tradicionalmente asociados con los centros de energía del cuerpo que son a veces referidos como "chakras". Los chakras son centros de energía a través de los cuales "la energía kundalini" se dice que fluye, una vez que es despertada en el nivel del Coraje (200).
Los centros de energía (chakras) se pueden medir por una variedad de técnicas clínicas e instrumentos electrónicos sensibles.
En el Mapa de la Conciencia, los chakras calibran de la siguiente manera: Coronilla (600), Tercer Ojo (525), Garganta (350), Corazón (505), Plexo Solar (275), Sacro o Bazo (275), Chakra Base o Raíz (200).

Cuando renunciamos a los sentimientos negativos, la energía de nuestros chakras superiores se incrementa. Por ejemplo, en vez del habitual "desahogo del bazo "(segundo chakra), ahora nos describen como "todo corazón” (quinto chakra).
Este sistema de energía tiene un impacto directo sobre el cuerpo físico. La energía de cada chakra fluye a través de canales llamados "meridianos" a todo el cuerpo energético, que es como un anteproyecto del cuerpo físico. Cada meridiano se asocia a un determinado órgano, y cada órgano está asociado a una emoción particular.

Cada emoción negativa desequilibra la energía de un meridiano de la acupuntura y su órgano asociado.
Por ejemplo, la depresión, la desesperación y la melancolía están asociados al meridiano del hígado, por lo que estas emociones tienden a interferir con la función hepática.

Cada sentimiento negativo afecta a un órgano del cuerpo y, a medida que pasan los años, ese órgano enferma y con el tiempo falla.

Cuanto mas bajo sea nuestro estado emocional, más negativamente influiremos no sólo nuestras propias vidas, sino también toda la vida que nos rodea.

Cuanto más elevado sea el nivel emocional en evolución, más positiva se volverá nuestra vida a todos los niveles, y apoyaremos toda la vida que nos rodea. 

A medida que reconocemos las emociones negativas y son entregadas, obtenemos más liberad, y ascendemos en la escala, con el tiempo experimentamos predominantemente sentimientos positivos.

Todas las emociones inferiores son limitaciones y nos ciegan a la realidad de nuestro verdadero Ser.
A medida que nos entregamos ascendemos en nuestro camino por la escala y cerca de la parte superior, un nuevo tipo de experiencia comienza a suceder.

En una parte muy superior de la escala, se produce la realización del verdadero Ser de uno y los diferentes niveles de Iluminación.
La importancia principal de esto es tener en cuenta que, a medida que conseguimos mayor y mayor libertad, sucede lo que el mundo llama consciencia espiritual, intuición, y crecimiento de la conciencia.
Ésta es la experiencia común de todos los que entregan sus sentimientos negativos. Ellos se vuelven más y más conscientes.

Aquello que es imposible ver o experimentar en los niveles inferiores de la conciencia se hace evidente por si mismo e increíblemente obvio en los niveles superiores.



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